Veteranos maestros recordaron hoy en Bayamo, capital de la
oriental provincia de Granma, emotivas vivencias de la Campaña de
Alfabetización, librada en Cuba hace 48 años.
Las anécdotas fueron narradas en el museo Casa Natal de Carlos
Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, por alfabetizadores que
ahora integran la Asociación de Pedagogos de la Isla.
"Hasta que no ice la bandera no me voy de aquí", fue la decisión
de Milva Moreno, quien -con 25 años y casi nueve meses de embarazo-
cumplió su deber en intrincados parajes de la Sierra Maestra, la
mayor cadena montañosa del país.
Moreno narró a la AIN que se incorporó a la campaña en el
municipio de Guisa, donde enseñó a leer y escribir a vecinos de la
comunidad de El Plátano, y fue asesora técnica en El Corojo y
Manacal.
Para llegar a esos caseríos, refirió, debía franquear 23 pasos de
río, encaramada en unos camiones llamados "comandos" que brincaban
mucho.
"Mi madre y marido me querían matar", dijo sonriente.
Recordó especialmente a un campesino carbonero que al principio
se negaba a ser alfabetizado, pero se incorporó a las clases, y
cuando declararon la zona libre de iletrados, el 23 de noviembre de
1961, asó dos lechones para festejar junto a maestros y vecinos.
Dirigió a unos 40 brigadistas, alfabetizadores "Patria o Muerte"
y populares, entre ellos jóvenes de Cienfuegos, Matanzas, Sancti
Spíritus y Artemisa, localidad esta última perteneciente hoy a la
provincia de La Habana, precisó.
En el conversatorio, organizado en ocasión del Día del Educador y
el aniversario 48 de la declaración de Cuba como Territorio Libre de
Analfabetismo, los pedagogos resaltaron el ejemplo de Céspedes,
quien hasta sus últimas horas alfabetizó a hijos de campesinos
pobres.