Por eso, 20 años atrás comenzó a impartir clases y eligió la
asignatura que se relacionaba, no solo con sus estudios
universitarios, sino con la pasión por epopeyas y héroes. La primera
vez frente a un aula aún no terminaba el pre, pero hacían falta
maestros para la secundaria y se incorporó a una brigada pedagógica
nombrada Conrado Benítez.
De todos modos, esta prestigiosa maestra del municipio habanero
de Madruga, actualmente metodóloga municipal, siente nostalgia de
haber alfabetizado o integrado los primeros contingentes del
Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce.
"Pienso en las situaciones tan difíciles en que aquellos
muchachos fueron capaces de desarrollar un proceso tan bonito.
Además, cuando sabemos de nuestros jóvenes que están alfabetizando
en otros países siento nostalgia doble, por no haber participado
entonces y no poder ahora, pues ya los años no lo permiten.
"Sin embargo, un maestro que ame su profesión puede hacer de su
clase algo tan hermoso como aquello. Solo hace falta amor para
llevar adelante cuanto uno se proponga".
Silvia reconoce que la propia añoranza por bellos momentos
pasados pudo haberla inclinado por la carrera de Historia.
"Dice el profe Horacio Díaz Pendás que recordar es volver a pasar
por el corazón. Cuando abordamos en clase la campaña de
alfabetización y otros momentos de la historia pedagógica de Cuba,
añoramos haber estado en el aula de Félix Varela, haber sido
estudiantes de José de la Luz y Caballero; yo hubiera querido ser
alumna de José Martí.
"Historia es una asignatura esencial, no solo para el
conocimiento sino también para la vida. Quien no la conoce no sabe
dónde están sus raíces, ni hacia dónde va. En estos tiempos de
crisis económicas mundiales que se repiten, cuando empeora la
situación de las grandes masas, es muy importante que cada uno sepa
cómo defender esta identidad nacional amenazada por la globalización
neoliberal y la política de las grandes potencias.
"Una clase de Historia, más que retornar al pasado o vivir ahora
aquellos tiempos, es un viaje al futuro: solo si pensamos en el
porvenir podremos formar seres capaces de perfeccionar esta
sociedad.
"¿Si pudiera recomenzar? Escogería la secundaria otra vez. La
elegí hace 22 años y no renunciaría a ella por nada. Ese tiempo
difícil, de cambios en la adolescencia, de rebeldías y hasta de
anarquismos, es el mejor momento para que un estudiante consiga
entender la bravura y la grandeza de cuantos han hecho posible la
historia de Cuba.
"¿El aula? Es lo que más extraño. Todavía me desvelo. Mi mayor
sueño es regresar un día al aula, con mis estudiantes, para formar
en ellos la cultura general integral que tanto necesitan nuestros
jóvenes".
A fin de saber bien cómo es Silvia, pudiera recurrirse a la
satisfacción de otros profes cuando asisten a una de esas clases
demostrativas en las que emplea gráficas de tiempo, textos
interesantes, periódicos, mapas, tarjetas, juegos... pero no hay
nada como el cariño con que sus alumnos de varias generaciones
hablan sobre ella.
Nada le enorgullece como ir por las calles, y que esos hombres y
mujeres ya médicos, ingenieros, maestros... cuando la saluden,
todavía la traten de usted y le pregunten: ¿Cómo está, profe?
Ella sembró una semilla y está convencida de que germinará, así
como confía en los profesores jóvenes como continuadores de la obra
educacional. "Pero los de otras generaciones desempeñamos un papel
fundamental, no solo en su orientación y preparación, sino también
en el ejemplo que hemos de transmitirles".
Y como este trabajo periodístico pretende ser un homenaje a todos
los educadores cubanos, me pide mencione a cinco maestros que
admira: "Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí,
Ernesto Che Guevara y el gran maestro con el cual los cubanos
tenemos la suerte de contar, Fidel. No tengo un modo de saber si él
leerá la entrevista, pero me gustaría a través de esta enviarle una
felicitación por el Día del Educador".