Con
más de 91 000 derrumbes totales de viviendas, luego del paso de los
huracanes Gustav, Ike y Paloma en el segundo semestre del pasado año
por territorio cubano, fue indispensable reajustar el enfoque de
trabajo en cuanto a la reparación y construcción de estas en el
país.
En los primeros meses del proceso de recuperación fue necesario
concentrar de forma inmediata la mayor cantidad de recursos
disponibles en la reparación de techos, por lo que al cierre del mes
de noviembre del presente año, ya puede hablarse de un 68% de
recuperación de estos en todo el territorio nacional.
Según datos ofrecidos por Víctor Ramírez Ruiz, presidente del
Instituto Nacional de la Vivienda, de las 32 000 viviendas previstas
para el 2009, al cierre del mes de noviembre se han terminado ya 29
703 para un 93% de cumplimiento; quedan pendientes 2 297 para el mes
de diciembre, cifra que puede incrementarse para lograr unas 33 000
terminaciones.
"Sabemos que esta cifra es aún insuficiente, pero la práctica ha
sido balancear las prioridades, para paulatinamente ir resolviendo
las mayores afectaciones", agrega.
El deterioro del fondo habitacional cubano, —con innegables daños
desde antes del paso de los fenómenos climatológicos—, es un hecho
real que incide en el discreto avance que muestran hoy las
diferentes ejecuciones habitacionales. Para los especialistas en el
tema, una total rehabilitación demorará años, demandará
considerables recursos materiales y exigirá mantener e incrementar
un ritmo de trabajo sostenido, tanto de los afectados como de las
diferentes instituciones involucradas en el proceso de reanimación
del sector.
La realidad es que, como dijo el General de Ejército Raúl Castro
el pasado 26 de julio, "resta muchísimo trabajo por hacer y, además,
es necesario evitar que vuelvan a acumularse en el futuro esas
enormes cifras, teniendo en cuenta que a consecuencia del cambio
climático, se pronostica por muchos científicos que los huracanes
podrían ser de mayor intensidad y con mucha más frecuencia".
De ahí la necesidad apremiante de acelerar estudios que permitan
reducir gradual y progresivamente la mayoría de las debilidades.
Hasta tanto se solucionen nuestras actuales deficiencias, urge
también aplicar medidas mucho más efectivas de protección a los
inmuebles de acuerdo a las orientaciones de la Defensa Civil.