Luego
de diez días de intenso movimiento cinematográfico culminó ayer, en
La Habana, la XXXI edición del Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano, plataforma de intercambio que premió en su
penúltima jornada las producciones más destacadas de Perú, Chile,
Argentina, Uruguay, Perú y Brasil.
La historia de maltrato y violencia en tiempos convulsos, de
confrontación bélica, que narra La teta asustada, de la
peruana Claudia Llosa, se alzó con el Primer Premio Coral y con los
lauros para Susana Torres y Patricia Bueno, en la dirección
artística. Mientras, La Nana (Chile, México) de Sebastián
Silva, y Viajo porque te necesito, vuelvo porque te amo
(Brasil) de Marcelo Gomes y Karim Ainouz, obtuvieron el segundo y el
tercer Corales en la categoría de largometraje de ficción,
respectivamente.
Sin embargo, fue la argentina El secreto de sus ojos,
película que inauguró el festival, la más galardonada en esta cita.
Dirigida por Juan José Campanella, la cinta recibió a juicio del
jurado y del público, el Premio Especial y el de la Popularidad,
además el de Mejor Dirección y Música Original. Por otra parte,
acogieron también los lauros al Mejor Guión, Sabine Berman (El
traspatio); fotografía, Ricardo Della Rosa (A la Deriva);
y sonido, Ricardo Cruz y Waldir Xavier (Viajo porque te necesito,
vuelvo porque te amo). Los premios a las actuaciones más
sobresalientes fueron para Catalina Saavedra (La Nana), y
Ricardo Darín en El secreto de sus ojos.
En los apartados de cortometraje, documental y ópera prima
conquistaron los Corales, en correspondencia, el corto brasileño
Para pedir perdón, de Iber Carvalho; La pérdida de los
gauchos Enrique Gabriel y Javier Angulo; y el filme Huacho,
del chileno Alejandro Fernández, que resaltó por delinear
íntegramente una estética conceptual y expresiva.
La industria nacional no quedó fuera del podio y alcanzó el
Premio de Cartel por La marea, de Eloy Ramón Hernández y
Liset Vidal; y el reconocimiento especial en animación para 20
años, de Bárbaro Joel Ortiz.
Audiovisuales de alrededor de 17 países concurrieron en este
festival que se deleita —en cada ocasión— con la renovación e
irrupción de realizadores preparados para hacer un cine que enfrente
las carencias financieras, perpetúe la tradición y coloque miradas
críticas hacia los problemas de nuestro continente.