Los cubanos con limitaciones físicas o intelectuales -marginados
antes del triunfo de la Revolución- están actualmente incorporados a
la sociedad, que les garantiza ocupación laboral entre otros
beneficios.
Antes de 1959 el desempleo era uno de los problemas de esos
hombres y mujeres, quienes en su mayoría dependían de sus
familiares, del asilo o la caridad pública.
El archipiélago cuenta con el Programa de empleo para
discapacitados (Proemdi), integrado por las direcciones de Trabajo y
Asistencia Social y las asociaciones de ese sector poblacional.
Entre las opciones para la ubicación de este personal figuran su
incorporación a centros ordinarios, a más de 140 talleres especiales
y el contrato a domicilio.
La preparación que reciben en las unidades de rehabilitación y
educación habilitadas en todo el país favorecen la inserción laboral
de estas personas como profesionales, técnicos y obreros
calificados.
Con esos logros, Cuba celebra hoy el Día Internacional del
Discapacitado, instituido el tres de diciembre.