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Los dignatarios de 22 países que asisten a la XIX Cumbre
Iberoamericana concluyeron hoy en este balneario portugués la
primera de dos sesiones a puertas cerradas sin lograr un consenso
sobre la situación política en Honduras.
En breves declaraciones a la prensa al término de los debates, el
Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, confirmó que
todavía no se pudieron conciliar las diferentes posiciones en torno
al caso hondureño.
Sin embargo, Iglesias precisó que la comunidad iberoamericana
coincide en condenar el golpe de Estado que en junio pasado derrocó
al presidente constitucional de esa nación centroamericana, Manuel
Zelaya.
Explicó que hay un grupo de países que consideran ilegítimas las
elecciones generales de la víspera por celebrarse bajo un gobierno
de facto, mientras otros, al parecer la minoría, apuestan por
utilizar los comicios para un posible restablecimiento del sistema
democrático.
Hasta ahora, el tema hondureño centró las discusiones de la
décimo novena edición del foro regional, que concluirá mañana en
esta localidad, distante unos 25 kilómetros de Lisboa, con la
aprobación de la Declaración de Estéril sobre Innovación y
Conocimiento.
Para la mayoría de las naciones latinoamericanas, un
reconocimiento del proceso electoral significaría legitimar la
asonada golpista contra Zelaya, ya que las elecciones fueron
impulsadas por un régimen de facto.
De hecho, Brasil y Argentina ya exteriorizaron claros mensajes
sobre cuál será su posición en torno al controvertido asunto.
A su llegada a Lisboa este domingo, el presidente brasileño, Luiz
Inacio Lula da Silva, opinó que el hecho de que los golpistas
impidieran la restitución de Zelaya en el poder para continuar el
proceso electoral es una señal muy peligrosa y delicada.
El gobernante afirmó que el gigante suramericano mantendrá su
postura de no bendecir el llamado a las urnas, porque, enfatizó, no
es posible aceptar un golpe, sea militar, civil o disfrazado.
En la misma línea, la presidenta argentina, Cristina Fernández,
indicó que América Latina no puede tolerar lo ocurrido en Honduras,
pues constituiría un precedente en la región aceptar el golpe y unas
elecciones que calificó de simulacro y parodia.
Cuba, representada en la magna cita por su ministro de Relaciones
Exteriores, Bruno Rodríguez, puntualizó que reconocer el gobierno
espurio que de estas elecciones ilegítimas emerja traicionaría los
principios de paz, democracia y justicia.
Por su parte, Perú, Costa Rica, Panamá y Colombia consideraron la
justa electoral como una salida a la crisis.
Frente a este escenario, España y Portugal buscan una solución
intermedia entre ambos enfoques para que la cumbre pueda culminar
con una declaración común.