BRUSELAS — El
Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla,
participó en la sesión del Diálogo Político entre Cuba y la Troika
de la Unión Europea, que tuvo lugar este 28 de noviembre, en
Bruselas.
Por la parte europea asistieron Frank Belfrage, Secretario de
Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia como país
Presidente actual de la Unión; Miguel Ángel Moratinos, Ministro de
Asuntos Extranjeros y de Cooperación de España, en representación de
la nación que asumirá la Presidencia de la UE durante el primer
semestre de 2010; Karel De Gucht, Comisario europeo para el
Desarrollo y la Ayuda Humanitaria; y Bert Hofmann a nombre de la
Secretaría General del Consejo de la UE.
Durante el intercambio, el canciller Bruno Rodríguez reiteró la
disposición de Cuba de dialogar con la UE sobre temas de interés
común, y enfatizó que el diálogo político debe desarrollarse sobre
las bases recíprocas acordadas, que establecen su carácter
incondicional y no discriminatorio, el pleno respeto a la igualdad
soberana de los Estados y al marco jurídico y ordenamiento
institucional de las partes, así como el total apego al principio de
no injerencia en los asuntos internos de los Estados.
La existencia de la obsoleta, injerencista y unilateral "Posición
Común" de la Unión Europea hacia Cuba constituye un obstáculo
inevitable para la normalización de estas relaciones, que debe ser
eliminado.
Cuba expresó a la contraparte europea su disposición de avanzar
hacia un marco mutuamente acordado de relaciones con la Unión
Europea, que incluya tanto los vínculos políticos, como el comercio
y la cooperación. Al respecto, se tomo nota de la evolución
favorable de los vínculos de Cuba con la mayoría de los estados
miembros de la Unión Europea y con la Comisión Europea.
En el encuentro fueron debatidos entre otros temas, la
cooperación entre Cuba y la Comisión Europea, los derechos humanos,
el medio ambiente y el cambio climático. Las partes coincidieron en
evaluar de positiva la marcha de la cooperación.
Cuba cuestionó los dobles raseros y la manipulación política de
los derechos humanos y reiteró que no reconoce a ningún Estado ni
grupo de Estados autoridad moral alguna para dar consejos ni
lecciones en materia de democracia y derechos humanos.
Sobre el cambio climático, ambas partes coincidieron en la
gravedad y urgencia del problema. Cuba alertó sobre la
responsabilidad de los países industrializados en el fracaso de la
reunión de Copenhague, cuestionó el intento de eliminar el concepto
de "responsabilidades comunes pero diferenciadas" y advirtió que no
puede hacerse recaer los costos de la adaptación y la mitigación
sobre los países del Sur, ni restringir su derecho al desarrollo.
Las partes coincidieron en calificar el diálogo político de
productivo y respetuoso y se pronunciaron por su continuidad.