La de Katherine dejó de ser una aventura romántica a la que marchaba sin otro medio que la voluntad, y se convirtió en un lance mucho más seguro, con grandes probabilidades de alcanzar la victoria... porque la experimentada maestra Deisy Enríquez le entregó armas sublimes e incluso le mostró cómo conquistar a sus alumnos.

La idea de disponer de tutores encargados de asesorarles en su labor, anima a los profesores en formación. Katherine ha evolucionado positivamente, asegura su tutora Deisy.

Otro tanto hizo Deisy con Anamary Echeverría y los demás Profesores Generales Integrales (PGI) en formación; e igualmente María Elena Pérez, con Diasnaisy, Yusimí y el resto; y Mercedes Echevarría, con Enoy y cuantos requieren de la sabiduría de sus tantos años transmitiendo conocimientos.

Esta idea de disponer de profesores tutores, encargados de asesorarles en su labor, anima a los jóvenes que comienzan a impartir clases sin haberse graduado. En varias escuelas de Bauta, en la provincia de La Habana, comprobamos la influencia de los prestigiosos pedagogos en su relevo.

Mercedes, Deisy y María Elena se han unido en el empeño por alistar a quienes heredaron las aulas.

¿LECCIONES IMPOSIBLES?

Katherine Amador cursa actualmente el cuarto año de la licenciatura, aunque un día casi abandona la carrera.

"Lloré. Estaba sola en el aula, sin saber cómo enfrentar las Matemáticas: las propiedades de las funciones lineales y de las potencias parecían lecciones imposibles. Con la ayuda de Deisy todo fue muy sencillo: repartimos tarjetas a los alumnos donde explicábamos partes del contenido; eso los motivó, y logramos que aprendieran.

"El apoyo de mi tutora ha sido trascendental. Visita mis clases. Revisa mis libretas. Me enseña juegos didácticos mediante los cuales la materia más difícil se convierte, incluso, en algo divertido. Me presta muchos libros de Historia, para dominar el contenido e impartirlo con más confianza; además, me aconseja que con mis palabras puedo explicarlo mejor. No solo exige calidad, sino me guía."

Katherine puede atender mejor ahora las diferencias individuales de sus alumnos.

Un buen maestro trabaja principalmente para el mañana, nadie puede predecir cuán hondo calará su huella. Deisy, aquella niña cautivada por llevar la luz de la verdad a dos familias de una zona rural de Bauta, le tomó tanto cariño a la misión de enseñar que —48 años después— no solo persevera en ese empeño, sino alista a quienes heredaron las aulas en la ESBU Camilo Torres.

"La preparación metodológica es el escenario en el cual desarrollamos la asesoría, con clases demostrativas y abiertas y su análisis posterior. El tiempo dedicado al contenido resulta fundamental: lo explicamos, aclaramos dudas y proponemos el empleo de medios como gráficas, tablas, tarjetas o mapas. No hemos logrado nada extraordinario, pero puede apreciarse el progreso de los profesores.

"Antes, Katherine tuvo dificultades con Matemáticas; ahora hasta atiende con más precisión las diferencias individuales. Es muy disciplinada, desenvuelta, preocupada. Ha evolucionado positivamente.

"Como Anamary Echeverría, quien ha transformado su comportamiento y vocabulario. Si algún día vio esta carrera como un trampolín, ya habla de continuidad, de superarse, de impartir mejores clases cada vez."

UN PASO NECESARIO

Cuarenta y dos palabras por minuto le bastaron a María Elena Pérez para irse a alfabetizar a Pinar del Río, pues el reto que le pusieron sus padres consistió en vencer un curso de mecanografía. Luego se graduó como profesora de Biología y transitó por diversas enseñanzas hasta ocuparse hoy de asesorar a las nuevas generaciones de maestros en la escuela secundaria Bernabé Ordaz.

"A nosotros nos formaron con exigencia: intentamos conocer el contenido al detalle, alcanzar la mayor calidad de las clases, y queremos que ellos lo logren. No somos expertos en todas las asignaturas de su área, tan solo recurrimos a la metodología... y estudiamos sin límites de horario.

"Los PGI en formación tienen dificultades lógicas a la hora de desarrollar las clases, por falta de experiencia. Con el aumento de las horas de preparación, se nota la mejoría. Este sistema evaluativo más exigente propicia que profundicen, tanto ellos como sus discípulos.

"Además, les explico como si fueran mis alumnos y preparamos juntos el plan de clases, con preguntas y respuestas. No pueden llegar al aula a improvisar; cuando orientan una tarea, han de realizarla también. Hasta los ayudo con las asignaturas de la carrera; si salen bien en el Pedagógico, serán buenos profesores en la escuela.

"Este paso de nombrar tutores era necesario: ganan confianza frente al aula, a la vez que perciben cuán imprescindible resulta prepararse."

ESPÍRITU CONTAGIOSO

Yusimí Sánchez sobresale entre quienes asesora María Elena. La joven ya no solo esclarece, sino demuestra e inspira. Terminó la licenciatura hace dos años, atiende un grupo al cual imparte cada una de las materias y, encima, asume las clases presenciales de Ciencias Naturales en el noveno grado completo.

"No puedo decir que he erradicado todas mis dificultades, pero la profe María Elena sí tiene todas las respuestas para nosotros. Llegamos a la clase con propuestas de ejercicios, con dominio de los objetivos y del contenido. Ahora tengo tiempo para ir a la computadora a consultar el software educativo. Los tutores realizan un trabajo muy grande; no obstante su edad, tienen más espíritu que nosotros mismos."

Lo cierto es que los bríos comienzan a invadir las aulas: los muchachos de Yusimí han de enfrentarse a una prueba... ¿y qué se le ha ocurrido a ella como ejercitación previa? Un encuentro de conocimientos.