.— Luego de intensas
presiones, autoridades filipinas presentaron una demanda criminal
contra el principal sospechoso de la masacre ocurrida el lunes
último en la sureña isla de Mindanao, en la que murieron 57
personas.
La demanda fue presentada en la ciudad General Santos, a más de
mil kilómetros al sur de Manila, contra Andal Ampatuan junior, quien
fue trasladado al cuartel general de la policía nacional, Camp Crame.
El acusado, que negó cualquier implicación en la matanza, se
entregó a un ayudante de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo,
criticada por su pálida reacción ante los hechos que tuvieron lugar
en la provincia de Maguindanao.
De acuerdo con investigaciones, Andal Ampatuan junior, alcalde
del poblado de Datu Unsay, se encontraba al frente de los 100
hombres armados que asaltaron una oficina de la Comisión Electoral y
se llevaron a todo el personal en tres furgonetas.
Horas después, se hallaron en una fosa común los cadáveres del
personal secuestrado, la mayoría acribillada a tiros desde corta
distancia, y seis decapitados.
Al parecer, los pistoleros eran mercenarios a sueldo y algunos
estaban empleados como escoltas y guardias de seguridad de la
familia Ampatuan, cuyo cabecilla quería impedir que el vicealcalde
de la ciudad de Buluan, Ibrahim Mangudadatu, se presentara a los
comicios legislativos de mayo próximo.
Entre las personas que perdieron la vida figuraban abogados,
periodistas y familiares directos de Mangudadatu.
La ministra de Justicia, Agnes Devanadera, junto con el fiscal
general Jovencito Zuno acusaron al principal sospechoso de asesinato
múltiple e iniciaron las investigaciones pertinentes.
La víspera, el Centro para el Poder Popular en la Gestión de
Gobierno indicó que en el archipiélago conviven 250 dinastías
políticas y 160 de los 265 legisladores del actual Congreso
pertenecen a esos clanes.