.— El movimiento sindical
de Iberoamérica instó a los gobiernos de la región a desconocer el
resultado de las elecciones del próximo domingo en Honduras, que
procuran legitimar al régimen de facto instaurado en ese país.
Esa demanda figura en la declaración final de la X Cumbre
Sindical Iberoamericana, que durante dos días sesionó en esta
capital con la asistencia de representantes de América Latina,
España y Portugal.
El foro condenó el golpe de Estado perpetrado en la nación
centroamericana el 28 de junio último y la permanencia ilegítima en
el poder del gobierno de Roberto Micheletti.
El documento aprobado en la cita, que precede a la XIX Cumbre de
Jefes de Estado y de Gobierno a celebrarse en Estoril a partir del
venidero domingo, llama a sostener la solidaridad con el pueblo y el
movimiento sindical hondureños.
A juicio de los participantes en el encuentro, los comicios
fijados para el día 29 pretenden certificar las graves violaciones a
los derechos humanos y a la institucionalidad democrática en el país
centroamericano.
Los representantes de la clase obrera iberoamericana fustigaron,
además, el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a Cuba
hace casi medio siglo por sucesivas administraciones de Estados
Unidos.
El asedio contra la isla caribeña resulta una flagrante violación
a los derechos humanos, inadmisible en un orden internacional
democrático y pluralista, y tal como lo ha reclamado Naciones Unidas
en 18 ocasiones exigimos su levantamiento, reza el texto.
En la resolución, los más de 40 delegados de 12 países
latinoamericanos, más España y Portugal, abogaron por un nuevo
modelo productivo, la creación de empleo y la protección social como
instrumentos indispensables para reducir el impacto de la crisis
mundial.
Es imprescindible recuperar y fortalecer el papel del Estado como
promotor del desarrollo y órgano impulsor de políticas para una
redistribución justa de la riqueza, advirtieron.
Los dirigentes manifestaron la necesidad de comprender la debacle
actual en toda su dimensión y alcance.
No se trata sólo de un problema financiero, sino de una crisis
del modelo productivo, que privilegió al sistema financiero
especulativo sobre el verdadero desarrollo sostenible de las
naciones, denunciaron.
La definieron también como una hecatombe social y ambiental, que
despojó a los pueblos de toda cohesión y del trabajo digno y
deterioró todos los indicadores socio-ambientales.
Es una crisis alimentaria y energética bajo un paradigma
neoliberal que se perpetúa pese a los conocidos resultados
perniciosos para el sistema internacional, en especial para los
trabajadores y las trabajadoras, alertaron.
La X Cumbre Sindical solicitó a los gobiernos del área la
adopción de políticas que formalicen las relaciones laborales y
contemplen salarios mínimos para una vida digna.
Reclamó, además, medidas para impulsar la formación profesional
y, de manera más amplia, una educación pública que favorezca la
inclusión de las nuevas generaciones e impida la amenaza del trabajo
infantil, derivado de la pobreza en la niñez.
Censuró la denominada Directiva de Retorno de la Unión Europea y
pidió en su lugar políticas de inmigración que reconozcan y respeten
los derechos de los extranjeros.
Por último afirmó que la cooperación al desarrollo no debe
sustituir la promoción de políticas fiscales fuertes, como
instrumento para la eliminación de la desigualdad.