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Corazones medianamente contentos
Una radiografía a los mercados agropecuarios
estatales de la capital avileña
ORTELIO GONZÁLEZ y PEDRO DE LA HOZ
Para Vilma Molina, empleada de un taller de servicios y madre de
dos hijos adolescentes que devoran cuanto plato les pongan por
delante, la prueba de la mejoría en el acceso a los productos del
agro en Ciego de Ávila está en la reducción del tiempo que dedica a
esos menesteres: "Dos o tres años antes —explica— tenía que zapatear
de uno a otro lado de la ciudad cuatro o cinco veces a la semana,
para conseguir comida. Y sí, lo reconozco, en más de una ocasión
debía comprarla por la izquierda. Ahora un par de veces a la semana,
y en el mercado, me lleva una hora u hora y media cuando más".
Un
surtido razonable y ágil caracteriza la situación de los mercados
estatales en Ciego de Ávila.
Maribel Torres, una de las más reconocidas artesanas artistas del
territorio, aborda el asunto desde otra arista: "No recuerdo haber
visto a lo largo de esta década los mercados de la ciudad tan
abastecidos como en este momento. A veces no nos damos cuenta y eso
es lógico. Siempre clamaremos por lo que nos falta y más cuando no
todos los productos están al alcance de todos los bolsillos. Pero la
comida está ahí y espero que no desaparezca".
La comercialización de los productos agrícolas se ha convertido
en una prioridad de la gestión de las autoridades políticas y
administrativas de la capital avileña, a partir de tres premisas: el
aprovechamiento del potencial agrario del territorio, la
desburocratización de los mecanismos de acopio y distribución, y la
misión de entender las demandas del consumidor no como utopía
inalcanzable, sino como natural exigencia.
NOCTURNO Y AMBROSÍA
En
el establecimiento Frutávila, de reciente creación, se expenden
jugos naturales frescos.
Al filo de la medianoche de uno de estos días de noviembre lo
comenzamos a comprobar a partir de una provocación. En medio de una
conversación con Jorge Luis Tapia Fonseca, primer secretario del
Comité Provincial del Partido, uno de nosotros se aventuró a decir
que al pasar en horas de la tarde por uno de los mercados solo había
divisado a través de los cristales plátano y boniato.
Rápidamente se improvisó una expedición. Fuimos al mercado de
marras —el número 3, habilitado con aire acondicionado que por
razones de las restricciones energéticas conocidas permanece
apagado— y observamos cómo detrás y al lado del plátano y el boniato
había otros 22 productos en los estantes a la espera de la apertura
del local unas seis horas después. Un poco más allá, en el mercado
número 1 se disponía de 32 rubros para la venta al amanecer.
La
piña todavía escasea, pero los agricultores avileños confían en que
muy pronto satisfarán la demanda de los consumidores de la ciudad.
Más tarde irrumpimos en un establecimiento de reciente
instalación, Frutávila, que como su nombre indica se especializa en
el expendio de variedades frutales. Allí puede adquirirse una
veintena de productos naturales y en conserva. E ingerir jugos de
frutabomba y tomate a un peso el vaso.
ACOPIO Y BENEFICIO
Reynel Pérez Hernández, director de Acopio en Ciego de Ávila,
explicó que el esfuerzo mancomunado entre esa entidad, las empresas
de cultivos varios del territorio y el aporte de los cooperativistas
y otros productores, permiten el ágil abastecimiento a los 17
mercados del municipio.
Como especificidad señaló que las producciones las acopian en las
horas del día para abastecer las unidades desde la tarde hasta bien
entrada la noche, de modo que se eviten indeseables vacíos en las
estanterías.
Factor clave en la dinámica de la distribución lo es el margen
comercial ascendente que obtiene el productor al situar su mercancía
en los centros de acopio e incluso en los propios mercados.
Ha costado mucho trabajo —control y convencimiento— lograr que
los precios de venta se correspondan estrictamente con las
calidades. Es una cuestión de elemental respeto al pueblo que todo
producto llegue beneficiado al consumidor.
IMAGEN Y POSIBILIDAD
Si tuviéramos que resumir la situación actual de los mercados
agropecuarios estatales en la capital avileña, quizás la imagen más
exacta sería la que se desprende de un vaso con el agua a la mitad.
Unos dirían que está medio lleno, otros que medio vacío. Ambos
comparten razones. Pero habrá que atender a los últimos, para que el
refrán que reza "barriga llena, corazón contento" transite del sueño
a la realidad. ¿Ejemplos? Dos detalles al vuelo: aún es muy
insuficiente la presencia en los mercados de hortalizas de hojas. Y
escasea la reina del trópico, la piña, aunque sabemos que vendrá.
A estas alturas no faltará quien argumente que todo es más fácil
en una ciudad de menos de 150 000 habitantes, rodeada de tierras
fértiles, pero a eso se aspira con la agricultura suburbana para que
en todas las ciudades y poblados cubanos se aproveche la tierra de
los alrededores y haya producciones agropecuarias diversificadas.
También en la medida que Ciego se autoabastezca, podrá aportar
más al balance nacional. Y su gente tendrá más y mejores motivos
para seguir contribuyendo al levantón en la producción de alimentos
que tanto reclama y necesita el país. |