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Las líderes francesas de los partidos Socialista, Martine Aubry, y
de los Verdes, Cecile Duflot, manifestaron decepción por la recién
finalizada Cumbre sobre Seguridad Alimentaria efectuada en Roma.
Ambas observaron una indiferencia generalizada marcada por la
ausencia de los principales representantes de las economías
dominantes, según declararon.
La suerte de cientos de millones de personas que sufren hambre en
el mundo debería ser una prioridad absoluta para toda la comunidad
internacional, cuando las amenazas del cambio climático se sienten
dramáticamente, señalaron Aubry y el diputado Germinal Peiro en un
comunicado.
Añadieron que esta movilización implica medios financieros a la
altura de lo que está en juego para apoyar la producción agrícola
local de los países más pobres y una evolución de las normas del
comercio internacional.
Lamentaron además que los compromisos asumidos en la conferencia
de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), de junio de 2008 no se ejecutaron.
Lo mismo ocurrió con los acuerdos del G8 en julio de 2009, de los
cuales aún esperamos una traducción concreta.
Por su parte, en otro texto Duflot calificó de inaceptable la
inacción de los grandes países ante los principales problemas que
enfrenta la humanidad.
La intolerable indiferencia con la cual acaba de concluir la
Cumbre mundial de la FAO sobre el hambre en el mundo y el riesgo de
fracaso que pesa sobre la próxima de Copenhague sobre el clima
muestran que los dirigentes de las principales potencias del mundo
le pasan de lado a la Historia, dijo.
La cita de la FAO concluyó ayer en Roma con un consenso positivo
pero numerosas interrogantes según manifestó el director general del
organismo, Jacques Diouf.
Si me preguntan mi opinión, creo que el encuentro sobre Seguridad
Alimentaria dio más visibilidad a la tragedia de más de mil millones
de personas que sufren hambruna en el mundo, indicó en rueda de
prensa.
"Claro que son lamentables las ausencias de los jefes de Estado o
Gobierno del G-8, pero asistió el papa Benedicto XVI, 60
dignatarios, 191 ministros y más de tres mil delegados y se dio el
ambiente para las discusiones", puntualizó.