CIUDAD
DE MÉXICO.— El Festival Internacional de Puebla se convirtió en una
fiesta de la música cubana con la confluencia de los conciertos de
Pablo Milanés, en el Zócalo de la Ciudad, y de Harold López Nussa,
en San Pedro Museo de Arte,
Con un público que sobrepasó las capacidades previstas, los
artistas cubanos fueron obligados a regresar al escenario ante el
entusiasmo de los espectadores.
Milanés recorrió una parte de lo mejor de su repertorio con temas
como Yolanda, Para vivir, El breve espacio en que
no estás y Yo me quedo, junto a su grupo de
extraordinarios músicos y seguido por un coro de miles de
admiradores que desafiaron el frío y le expresaron abiertamente su
admiración.
Al finalizar el concierto, Pablo recibió de manos del secretario
de Cultura del Estado de Puebla, Alejandro Montiel Bonilla, un
reconocimiento por parte del Gobierno estatal por su participación
en esta edición del evento.
El pianista Harold López Nussa, acompañado de sus jóvenes
músicos, interpretó con virtuosismo temas propios, como Echa
y Saudade y piezas emblemáticas de la música cubana, como
Olvido, de Miguel Matamoros, y Contigo en la distancia,
de Portillo de la Luz, en singulares arreglos.
La arrolladora presencia de la música cubana en el Festival de
Puebla se abrió en la propia inauguración, que estuvo a cargo de NG
La Banda, y se completó con el cantautor David Torrens.