La productividad del trabajo es lo primero

Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en la CTC el 1ro de mayo de 1971

¿Cómo podemos darnos el lujo de tener personas que no trabajen?

Para nosotros los problemas relacionados con el deber de trabajar son incuestionables. Y los problemas relacionados con el aprovechamiento de la jornada de trabajo son incuestionables; y los problemas relacionados con la elevación de la productividad son incuestionables¼

¿Dónde debemos dar la batalla, ya una batalla más larga, más difícil, pero que solo se puede dar y solo se puede ganar con los obreros, con los obreros?. En la batalla de la productividad, la batalla del aprovechamiento de la jornada de trabajo, la batalla por el uso correcto de los recursos humanos. No basta con que incorporemos a todos al trabajo. No haríamos nada si los incorporamos y no aprovechamos sus energías, no haríamos nada si los incorporamos y no aprovechamos la jornada, no haríamos nada si los incorporamos y bajamos la productividad [¼]

La cuestión de la productividad del trabajo debe ocupar, de ahora en adelante, el primer lugar entre los objetivos del movimiento obrero, el primer lugar entre los objetivos de la educación política y económica de los obreros, el primer lugar en cuanto al problema del desarrollo de la conciencia de nuestros trabajadores.

Si la Revolución tiene que atender las necesidades de todos los niños, tanto educacionales, como de salud, como de vestidos, como de escuelas, como de educación; y de todos los jóvenes. Si la sociedad tiene que atender la necesidad de todos los ancianos, y todos los que ya sobrepasan la edad laboral. Si la sociedad tiene que atender las necesidades materiales, sociales y económicas de todos los habitantes, sus necesidades de alimentos, sus necesidades de asistencia médica, ¿cómo podemos darnos el lujo de tener personas que no trabajen? ¿De aprovechar un 70%, un 65%, un 75% la jornada de trabajo? ¿Cómo podemos darnos el lujo de pedir 300 000, o pedir 100 cuando lo que se necesita son 16? ¿Cómo podemos darnos el lujo de tener los hombres improductivos? ¿Cómo podríamos salir del subdesarrollo? ¿Cómo podríamos satisfacer los objetivos humanos y sociales de la Revolución? ¿Cómo podría nuestro pueblo trabajador resolver sus problemas?

Que la gente entienda

Hay que tener bien elaboradas todas estas ideas y todos estos criterios para que la gente entienda. Qué se reparte gratuitamente y se debe repartir gratuitamente y por qué; qué no se debe repartir gratuitamente y por qué; qué debe tener unos precios más altos y por qué; qué debe tener otros precios y por qué; por qué hay libreta, hasta cuándo debe haber libreta, cuándo y en qué condiciones no debe haber libreta. Es decir, todos estos factores, para que el pueblo tenga una amplia información, una profunda conciencia revolucionaria y una gran información política, de manera que sepamos distinguir hasta la sutileza de un detalle y del otro.

Las banderas de los valores morales

No hay cambio en la política de la Revolución ni mucho menos en las posiciones fundamentales de la Revolución, sino aseguramiento de esas posiciones. Porque si nosotros queremos avanzar en lo moral, y avanzar en la conciencia, debemos eliminar los factores que constituyen caldo de cultivo, que están contra la moral, que van contra la conciencia, que promueven la corrupción.

Yo creo que precisamente nuestra defensa de los valores morales de los revolucionarios, nuestra defensa de los valores morales del pueblo, nos debe conducir a la adopción de las medidas.

Pero quiero advertir que se entienda bien, porque algunos se habían preguntado si había algún cambio en la línea o en la posición de la Revolución: no hay ningún cambio, ¡ni puede haberlo! Porque el día que nosotros abandonáramos esas banderas, el día que abandonáramos esas banderas, la Revolución estaría realmente en peligro, la Revolución estaría desarmada. ¡Y esas banderas no se abandonarán jamás! ¡Esas banderas se enarbolarán cada vez más alto! (APLAUSOS.)

Esas banderas en definitiva son las que siempre han salvado a la Revolución en los momentos difíciles, son las que siempre han movilizado al pueblo. Porque, ¿qué banderas, si no las banderas morales, lo hicieron firme en Girón, lo hicieron enfrentarse serenamente, impertérritamente, a las amenazas de destrucción de la Crisis de Octubre? ¿Qué banderas son las que lo han hecho llevar adelante, con orgullo, estos años de lucha y de esfuerzo, dispuesto siempre a enfrentarse a lo que sea necesario, a pagar el precio más alto por su Revolución? ¡Son precisamente esas banderas!

Vienen otros problemas: el ahorro, ¡el ahorro!

Claro que la productividad es, en primer lugar, ahorro de recursos humanos y ahorro de tiempo; pero el ahorro a que nos referimos es el ahorro de bienes, el ahorro de materias primas, el ahorro de los recursos para la producción.

Analizar qué hacer con lo que se tiene

La economía de la nación no pertenece a nadie hoy día, no es privada, es colectiva, pertenece a todo el pueblo. Y al igual que en cualquier familia, frente a los problemas se reúnen, o pueden reunirse y analizar qué van a hacer con el presupuesto y con lo que tienen, también la gran familia de todo el pueblo tiene que analizar y ponerse de acuerdo en lo que van a hacer con lo que tienen.

 

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