Para nosotros los problemas relacionados con el deber de trabajar
son incuestionables. Y los problemas relacionados con el
aprovechamiento de la jornada de trabajo son incuestionables; y los
problemas relacionados con la elevación de la productividad son
incuestionables¼
¿Dónde debemos dar la batalla, ya una batalla más larga, más
difícil, pero que solo se puede dar y solo se puede ganar con los
obreros, con los obreros?. En la batalla de la productividad, la
batalla del aprovechamiento de la jornada de trabajo, la batalla por
el uso correcto de los recursos humanos. No basta con que
incorporemos a todos al trabajo. No haríamos nada si los
incorporamos y no aprovechamos sus energías, no haríamos nada si los
incorporamos y no aprovechamos la jornada, no haríamos nada si los
incorporamos y bajamos la productividad [¼]
La cuestión de la productividad del trabajo debe ocupar, de ahora
en adelante, el primer lugar entre los objetivos del movimiento
obrero, el primer lugar entre los objetivos de la educación política
y económica de los obreros, el primer lugar en cuanto al problema
del desarrollo de la conciencia de nuestros trabajadores.
Si la Revolución tiene que atender las necesidades de todos los
niños, tanto educacionales, como de salud, como de vestidos, como de
escuelas, como de educación; y de todos los jóvenes. Si la sociedad
tiene que atender la necesidad de todos los ancianos, y todos los
que ya sobrepasan la edad laboral. Si la sociedad tiene que atender
las necesidades materiales, sociales y económicas de todos los
habitantes, sus necesidades de alimentos, sus necesidades de
asistencia médica, ¿cómo podemos darnos el lujo de tener personas
que no trabajen? ¿De aprovechar un 70%, un 65%, un 75% la jornada de
trabajo? ¿Cómo podemos darnos el lujo de pedir 300 000, o pedir 100
cuando lo que se necesita son 16? ¿Cómo podemos darnos el lujo de
tener los hombres improductivos? ¿Cómo podríamos salir del
subdesarrollo? ¿Cómo podríamos satisfacer los objetivos humanos y
sociales de la Revolución? ¿Cómo podría nuestro pueblo trabajador
resolver sus problemas?
Que la gente entienda
Hay
que tener bien elaboradas todas estas ideas y todos estos criterios
para que la gente entienda. Qué se reparte gratuitamente y se debe
repartir gratuitamente y por qué; qué no se debe repartir
gratuitamente y por qué; qué debe tener unos precios más altos y por
qué; qué debe tener otros precios y por qué; por qué hay libreta,
hasta cuándo debe haber libreta, cuándo y en qué condiciones no debe
haber libreta. Es decir, todos estos factores, para que el pueblo
tenga una amplia información, una profunda conciencia revolucionaria
y una gran información política, de manera que sepamos distinguir
hasta la sutileza de un detalle y del otro.
Las banderas de los valores
morales
No hay cambio en la política de la Revolución ni mucho menos en
las posiciones fundamentales de la Revolución, sino aseguramiento de
esas posiciones. Porque si nosotros queremos avanzar en lo moral, y
avanzar en la conciencia, debemos eliminar los factores que
constituyen caldo de cultivo, que están contra la moral, que van
contra la conciencia, que promueven la corrupción.
Yo creo que precisamente nuestra defensa de los valores morales
de los revolucionarios, nuestra defensa de los valores morales del
pueblo, nos debe conducir a la adopción de las medidas.
Pero quiero advertir que se entienda bien, porque algunos se
habían preguntado si había algún cambio en la línea o en la posición
de la Revolución: no hay ningún cambio, ¡ni puede haberlo! Porque el
día que nosotros abandonáramos esas banderas, el día que
abandonáramos esas banderas, la Revolución estaría realmente en
peligro, la Revolución estaría desarmada. ¡Y esas banderas no se
abandonarán jamás! ¡Esas banderas se enarbolarán cada vez más alto!
(APLAUSOS.)
Esas banderas en definitiva son las que siempre han salvado a la
Revolución en los momentos difíciles, son las que siempre han
movilizado al pueblo. Porque, ¿qué banderas, si no las banderas
morales, lo hicieron firme en Girón, lo hicieron enfrentarse
serenamente, impertérritamente, a las amenazas de destrucción de la
Crisis de Octubre? ¿Qué banderas son las que lo han hecho llevar
adelante, con orgullo, estos años de lucha y de esfuerzo, dispuesto
siempre a enfrentarse a lo que sea necesario, a pagar el precio más
alto por su Revolución? ¡Son precisamente esas banderas!
Vienen otros problemas: el
ahorro, ¡el ahorro!
Claro que la productividad es, en primer lugar, ahorro de
recursos humanos y ahorro de tiempo; pero el ahorro a que nos
referimos es el ahorro de bienes, el ahorro de materias primas, el
ahorro de los recursos para la producción.
Analizar qué hacer con lo
que se tiene
La economía de la nación no pertenece a nadie hoy día, no es
privada, es colectiva, pertenece a todo el pueblo. Y al igual que en
cualquier familia, frente a los problemas se reúnen, o pueden
reunirse y analizar qué van a hacer con el presupuesto y con lo que
tienen, también la gran familia de todo el pueblo tiene que analizar
y ponerse de acuerdo en lo que van a hacer con lo que tienen.