El dato constata la fuerte dependencia de las fuerzas
contrainsurgentes de Estados Unidos y de la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) con los señores de la guerra de
Afganistán, quienes les garantizan su seguridad. Así lo advierten
informes realizados por periodistas australianos y canadienses.
Contingentes militares estadounidenses y de la OTAN, que operan
en las provincias del sur y el este del país, donde predomina la
etnia pashtun, contratan milicias privadas controladas por señores
de la guerra para que les brinden servicios de seguridad en sus
bases y convoyes, según las fuentes de esos reportes.
El general Stanley A. McChrystal, principal comandante
estadounidense en el país asiático, admitió que los vínculos entre
las fuerzas occidentales y los señores de la guerra son causa de
malestar en la población local. Y no parece haber cambios a la vista
en esa política, pues las tropas extranjeras no tienen otro modo de
darse seguridad.
El Centro sobre Cooperación Internacional de la Universidad de
Nueva York publicó en septiembre un informe según el cual, Estados
Unidos y la OTAN contratan con frecuencia a empresas de seguridad
propiedad de los señores de la guerra, cuyas milicias compiten por
el poder con instituciones del Estado afgano.
El informe menciona el ejemplo de empresas propiedad de
familiares y aliados de jefes de grandes milicias, que han sido
contratadas en cuatro provincias.
Los señores de la guerra brindan servicios de protección por
ejemplo, a las fuerzas especiales norteamericanas, a los convoyes de
la Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad (ISAF), así como
a militares canadienses, alemanes y australianos; y por tales
servicios cobran millonarias cifras en dólares.
En Badakhshan, por ejemplo, el general Nazri Mahmed, un señor de
la guerra que "controla una parte significativa de la lucrativa
industria del opio de la provincia", según los periodistas, se
encarga de la seguridad del equipo alemán de reconstrucción que
actúa allí, indica el informe publicado por la Universidad de Nueva
York.
El estudio sugiere que Estados Unidos y la OTAN gastan cientos de
millones de dólares por año en contratos con servicios de seguridad
afganos, la mayoría de los cuales son brindados por jefes de
milicias locales acusadas de violaciones de derechos humanos.
Además de Ahmed Wali Karzai, el informe identifica a otro hermano
del presidente, Hashmat Karzai, y al hijo del ministro de Defensa
Rahim Wardak, como figuras poderosas, que controlan las empresas de
seguridad, las cuales no están registradas ante las autoridades.
Las fuentes estimaron, además, que 120 000 personas pertenecen a
unas 5 000 milicias privadas en Afganistán.
La mayoría de los señores de la guerra son mal vistos en este
país, en particular porque los ejércitos privados que comandan
cometen robos y diversos actos de violencia contra civiles con total
impunidad.
El general McChrystal sostuvo en agosto que existe "ira y
molestia" de la población hacia la ISAF, porque se la percibe como
"cómplice" de "corrupción y abuso de poder generalizados".
Fue el propio McChrystal quien implementó en el pasado la
política de dependencia de los señores de la guerra, y ahora es
quien manifiesta preocupación por sus consecuencias.
"No veo cómo las tropas de Estados Unidos y de otros países
podrían mantener sus bases operando sin pagarles a estos tipos",
dijo a IPS uno de los coautores del informe de la Universidad de
Nueva York, Jake Sherman, funcionario de la ONU que trabajó en el
proceso de desarme de los señores de la guerra entre el 2003 y el
2005.
Además, si los comandantes rompieran relaciones con las milicias
privadas, ellas "se convertirían en una amenaza real a la
seguridad", agregó.
Sherman recordó, incluso, el ataque con un cohete a un depósito
del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Badakhshan, mientras él
estaba allí, el cual, fue cometido por policías para que esa agencia
de la ONU contratara más vigilancia, como se supo luego.
En los años siguientes a la caída del Talibán, la CIA
estadounidense comenzó a pagarles salarios a los comandantes de las
milicias que derrotaron a la organización islamista, y les entregó
armas y equipos de comunicaciones. (Fragmentos tomados de IPS).