De
Argentina,Estados Unidos y Eslovenia llegaron a las salas del
Bertolt Brecht y Hubert de Blanck, en esta edición del Festival de
Teatro de La Habana, los conjuntos Sala 420, Infinite Stage y Mini
Theater, elencos que con las obras Tiempo de Soja,
Invierno bajo la mesa, y Macbeth after Shakespeare,
respectivamente, demostraron una vez más la vigencia del lenguaje
universal de la escena a pesar de provenir de contextos sociales y
culturales tan disímiles.
La puesta de los argentinos, quienes estuvieron en nuestro país
en el 2005, desarrolla la historia de amor de Patora (Bubu Alegre) y
Ñancul (Alejandro Orduna), dos jóvenes ciegos campesinos que
intentan lograr una cosecha de soja (o soya, como conocemos esta
leguminosa) en medio de bruscos cambios climáticos. Escrita y
dirigida por Rubén Monreal, la obra cruza los intereses opuestos de
los personajes con los problemas económicos, ecológicos, políticos y
comunicacionales que enfrenta el mundo de hoy. En un escenario
recreado en la vida campestre, las plantas de soja, el arado, el
surco y la fumigadora; el espectáculo comprende algunos de los
elementos que junto al vestuario y el lenguaje, connotan parte de la
idiosincrasia gaucha y las vicisitudes de las relaciones de pareja.
Mientras Invierno bajo la mesa, escrita por el francés
Roland Topor, estuvo a cargo de la directora norteamericana Leslie
Felbain quien explicó, momentos antes de la puesta, haber preparado
el montaje para este certamen.
La historia de Florence, una traductora de libros que por
problemas económicos se ve obligada a rentar el pequeño espacio
debajo de su escritorio a Dragomir —un inmigrante de Europa central—
trae a la escena, con marcados matices de comedia, conflictos
morales, romances e incertidumbres sociales. Los cinco personajes
del elenco, Anna Moore (Florence); Aidan O¢ Shea (Dragomir); Gwynne
Flanagan en el papel de Kat, la amiga rica; Jay Randall, el jefe de
Florence; y Aaron Bliden, el primo músico de Dragomir que llega
tiempo después, interpretaron entre melodías y sonrisas la obra cuyo
ligero argumento divierte de la misma manera que destaca las
desigualdades que existen en la sociedad industrial contemporánea.
Sin embargo, a pesar de presentarse completamente en inglés, los
movimientos físicos y el carisma de sus actores lograron el
entendimiento con el público que ovacionó de pie las dos
presentaciones de la compañía.
De igual manera recibió el reconocimiento la versión de
Macbeth de los eslovenos dirigidos por Ibica Buljan. La lectura
de Heiner Müller sobre el texto de Shakespeare destapa aspectos
referentes a la hipocresía, la simulación y las conductas
manipuladoras. Nueve personajes que ponderan la violencia y la
agresividad sobre las tablas dimensionan el texto como catástrofe
perpetua.
Durante casi dos horas el espectáculo se basa en el intenso
trabajo físico de los actores que rompen indistintamente la llamada
cuarta pared. La obra transgrede todo convencionalismo sobre el
clásico y alcanza altos niveles de violencia sexual y verbal
sustentados en un encomiable diseño sonoro y de luces.
El movimiento escénico en esta fiesta es intenso, los
espectadores podrán seguir disfrutando el quehacer de compañías de
Francia, Italia, Bolivia, España, México, Chile y Alemania que
estrenan sus montajes en todas las sedes de la capital.