Este fin de semana, de visita en Praga, el vicepresidente
norteamericano, Joseph Biden, aseguró que el gobierno de la nación
centroeuropea está dispuesto a participar en el nuevo proyecto de
defensa antimisil.
Tal afirmación la hizo Biden al término de su encuentro con el
primer ministro checo, Jan Fischer, a quien le prometió el envío
este mes de noviembre de un equipo de expertos para tratar más a
fondo ese asunto.
Según la agencia rusa Novosti, el presidente estadounidense
Barack Obama había anunciado el 17 de septiembre que emplazaría en
Europa un sistema de defensa antimisil más moderno y eficaz que el
diseñado por la anterior administración de Estados Unidos.
El compromiso de Washington refiere que el nuevo sistema sería
desplegado en el norte y sur del viejo continente a partir del 2015.
Mientras tanto, buques estadounidenses con misiles interceptores
patrullarían las costas europeas.
La idea anterior —de la administración Bush— planeaba instalar
diez misiles interceptores en Polonia y un radar de alerta en la
República Checa, pero los nuevos planes —del gobierno de Obama—,
difieren en tal sentido, a la vez que hacen partícipe, además, a
Rumania. Pero, de lo que no hay duda alguna, es que se trata de un
escudo bélico¼ y amenazante.