Suman miles los discapacitados visuales cubanos incorporados a
actividades culturales, fundamentalmente en las manifestaciones de
música, literatura y teatro, aunque no están ajenas la danza y las
artes plásticas.
Ese movimiento de aficionados es auspiciado por el ministerio de
Cultura y la Asociación Nacional del Ciego (ANCI), con eventos
organizados desde el nivel de base hasta el nacional.
También contribuyen a ese auge cultural entre esos hombres y
mujeres, más de un centenar de bibliotecas y áreas especiales de
lectura para ciegos creadas en los principales núcleos poblacionales
del país, donde tienen acceso a obras impresas en Braille o grabadas
en cassetes y discos.
Funcionan además, círculos de lectura para que los invidentes
puedan conocer libros aún no adaptados para ellos, mientras que en
el cine se cuenta ya con 15 películas con audiodescripción para que
puedan disfrutar de ellas los carentes de la vista.