Erradicación del Aedes aegypti

Donde la familia es esencial

Jorge Luis Merencio Cautín

GUANTÁNAMO.— Maira Carcasés Periche, vecina del Consejo Popular Pastorita, en Guantánamo, nunca ha sido notificada o requerida por el mal tapado de sus depósitos de agua o la presencia de larvas o adultos del mosquito Aedes aegypti.

Microvertedero de Uno Oeste y Seis Norte. Osvaldo Martínez Cuello, jefe de brigada de vectores en el Consejo Popular, muestra uno de los vertederos.

En su hogar no dispone de tapas buenas, pero garantiza el hermetismo de sus tanques cubriéndolos con un nailon fijado por una liga: una alternativa asequible a todas las familias y cuyo resultado reconocen los propios trabajadores del control de vectores.

Si todos los guantanameros secundaran a Maira en su celo por la protección de sus depósitos, el índice de infestación del mosquito se reduciría en más del 60% en esta provincia. Aquí, el mayor porcentaje de focos del vector causante del dengue está dentro de las viviendas y sus alrededores, ya sea en tanques bajos y otros depósitos de agua. El resto tiene que ver con las indisciplinas en la higienización medioambiental.

Duele reconocer que el no cumplimiento de una acción tan sencilla como la protección de los depósitos echa por la borda el enorme esfuerzo y la inversión del Estado por erradicar el Aedes.

Para la lucha antivectorial se destinan cuantiosos recursos en la adquisición de equipos de fumigación, petróleo, gasolina, abate y bactivec, entre otros. Miles son los trabajadores que perciben un salario por su labor en el control y lucha antivectorial.

El esfuerzo debía ser mejor correspondido por la familia. ¿De qué manera? Incrementando las medidas higiénico-sanitarias en los hogares y sitios aledaños, siendo más vigilantes y cumplidores en las acciones destinadas a evitar la aparición de criaderos y realizando periódicamente el autofocal.

Es cierto que en la batalla por la erradicación del mosquito todas las estructuras, organizadas en los barrios y comunidades, juegan un papel fundamental, pero la acción de la familia es determinante. Sin su comprensión y participación efectiva el avance es pírrico.

En esta oriental provincia se reportaron en septiembre más de 230 viviendas positivas al Aedes, con las mayores infestaciones, por ese orden, en los municipios de Guantánamo, Caimanera, Manuel Tames, Imías y Baracoa.

Si bien el incremento en la presencia del mosquito ha estado favorecido por las altas temperaturas y la ocurrencia de algunas lluvias, las causas principales están, precisamente, en la falta de coberturas o mal tapado de los depósitos de agua en los hogares, en las deficiencias del saneamiento ambiental y en las dificultades con el abasto de agua que tienen las familias guantanameras, quienes deben conservar el líquido durante muchos días en tanques y otros recipientes.

En el caso del municipio de Guantánamo, el más afectado, se reportan las mayores infestaciones en el barrio sur de la ciudad y los repartos Obrero, San Justo y El Caribe. Sin embargo, ninguno de los Consejos Populares está libre del vector, transmisor también de la fiebre amarilla.

De ahí que la colectividad, de una manera u otra, luche por el restablecimiento de la situación epidemiológica, agravada por la detección de los primeros casos reportados de la Influenza A H1N1 y el incremento tradicional, en esta época del año, de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRA).

Entre las medidas aplicadas están la intensificación de la vigilancia entomológica y epidemiológica, así como el reforzamiento de la exigencia y el control sobre las personas e instituciones que incumplen con las condiciones para evitar la presencia de focos del mosquito.

También el trabajo intersectorial para el mejoramiento de las condiciones ambientales y la participación creciente de la familia y la comunidad en las tareas de prevención y erradicación de los focos del Aedes aegypti.

 

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