En su hogar no dispone de tapas buenas, pero garantiza el
hermetismo de sus tanques cubriéndolos con un nailon fijado por una
liga: una alternativa asequible a todas las familias y cuyo
resultado reconocen los propios trabajadores del control de
vectores.
Si todos los guantanameros secundaran a Maira en su celo por la
protección de sus depósitos, el índice de infestación del mosquito
se reduciría en más del 60% en esta provincia. Aquí, el mayor
porcentaje de focos del vector causante del dengue está dentro de
las viviendas y sus alrededores, ya sea en tanques bajos y otros
depósitos de agua. El resto tiene que ver con las indisciplinas en
la higienización medioambiental.
Duele reconocer que el no cumplimiento de una acción tan sencilla
como la protección de los depósitos echa por la borda el enorme
esfuerzo y la inversión del Estado por erradicar el Aedes.
Para la lucha antivectorial se destinan cuantiosos recursos en la
adquisición de equipos de fumigación, petróleo, gasolina, abate y
bactivec, entre otros. Miles son los trabajadores que perciben un
salario por su labor en el control y lucha antivectorial.
El esfuerzo debía ser mejor correspondido por la familia. ¿De qué
manera? Incrementando las medidas higiénico-sanitarias en los
hogares y sitios aledaños, siendo más vigilantes y cumplidores en
las acciones destinadas a evitar la aparición de criaderos y
realizando periódicamente el autofocal.
Es cierto que en la batalla por la erradicación del mosquito
todas las estructuras, organizadas en los barrios y comunidades,
juegan un papel fundamental, pero la acción de la familia es
determinante. Sin su comprensión y participación efectiva el avance
es pírrico.
En esta oriental provincia se reportaron en septiembre más de 230
viviendas positivas al Aedes, con las mayores infestaciones, por ese
orden, en los municipios de Guantánamo, Caimanera, Manuel Tames,
Imías y Baracoa.
Si bien el incremento en la presencia del mosquito ha estado
favorecido por las altas temperaturas y la ocurrencia de algunas
lluvias, las causas principales están, precisamente, en la falta de
coberturas o mal tapado de los depósitos de agua en los hogares, en
las deficiencias del saneamiento ambiental y en las dificultades con
el abasto de agua que tienen las familias guantanameras, quienes
deben conservar el líquido durante muchos días en tanques y otros
recipientes.
En el caso del municipio de Guantánamo, el más afectado, se
reportan las mayores infestaciones en el barrio sur de la ciudad y
los repartos Obrero, San Justo y El Caribe. Sin embargo, ninguno de
los Consejos Populares está libre del vector, transmisor también de
la fiebre amarilla.
De ahí que la colectividad, de una manera u otra, luche por el
restablecimiento de la situación epidemiológica, agravada por la
detección de los primeros casos reportados de la Influenza A H1N1 y
el incremento tradicional, en esta época del año, de las Infecciones
Respiratorias Agudas (IRA).
Entre las medidas aplicadas están la intensificación de la
vigilancia entomológica y epidemiológica, así como el reforzamiento
de la exigencia y el control sobre las personas e instituciones que
incumplen con las condiciones para evitar la presencia de focos del
mosquito.
También el trabajo intersectorial para el mejoramiento de las
condiciones ambientales y la participación creciente de la familia y
la comunidad en las tareas de prevención y erradicación de los focos
del Aedes aegypti.