Dotar a los productores de variedades de arroz que se adapten a
las condiciones climáticas, tipos de suelos, salinidad, sequía, así
como plagas y enfermedades constituyen una prioridad para la
comunidad científica cubana.
El Instituto de Investigaciones del Arroz (IIA) desarrolla
diferentes proyectos nacionales e internacionales con el objetivo de
mejorar los rendimientos e introducir nuevas semillas certificadas
que contribuyan a la sustitución de importaciones.
Desde el inicio de esta labor, en la década del 70, se ha
sustentado en la aplicación de métodos y técnicas relacionadas con
la utilización de hibridaciones o cruzamientos entre diferentes
especies, muy aplicado en gran parte del mundo.
Los recientes descubrimientos posibilitan que el cultivo del
arroz se realice con plantas semienanas, que pueden ser cosechadas
por la maquinaria agrícola, con mayores potenciales de rendimiento,
explicó a la AIN Enrique Suárez Crestelo, jefe de esa unidad.
Estas variedades permiten recoger entre siete y 10 toneladas de
arroz por hectárea, cifra que casi triplica lo obtenido en las
variedades tradicionales, que dan menos de tres, explicó el
especialista.
Suárez Crestelo señaló que sus principales características están
dadas por la resistencia al Togosodes orizicolus Muir, peligrosa
plaga que provoca grandes perdidas a los cultivos.
Actualmente ya está en fase productiva la variedad IACuba 30, en
Florida, Camaguey, conjuntamente con fríjol y boniato con alto
contenido de beta Caroteno.