|
Inquietudes desde el andamio
Nutrir de forma sistemática las construcciones
con fuerza de trabajo estable y sin improvisación, deviene reto
impostergable
Yaima Puig
Meneses
Muchas familias en Cuba no admiten que sus hijos trabajen como
constructores a pie de obra amén de lo honroso y necesario del
oficio. Incluso quienes se gradúan de carreras afines con la
profesión, ya sean universitarios o no, son incitados a alejarse de
tales puestos de trabajo tanto como sea posible.
En
las escuelas de capacitación los obreros no solo reciben clases
teóricas, sino que tienen oportunidad de practicar en los polígonos.
La insuficiencia de fuerza laboral en el sector, continúa siendo
un mal que dificulta el desarrollo de sus potencialidades; las
causas llegan mucho más allá de gustos o estimulaciones, también hay
un trasfondo de irregularidades que coexisten durante años y que
urge erradicar con prontitud.
¿IMPORTACIÓN DE CONSTRUCTORES?
Más de 100 000 trabajadores ejecutan las diferentes edificaciones
en Cuba ya sea como ingenieros, albañiles o electricistas; no
obstante, tal cifra no suple las demandas actuales de fuerza laboral
en el sector, aseguran directivos del Ministerio de la Construcción
(MICONS).
La escasa mano de obra en los territorios se satisface, casi
siempre, con obreros llegados de otras provincias, mayoritariamente
de la región oriental. Es este un tema recurrente en muchas
construcciones.
Para
lograr calidad en las obras, generalmente es necesario mantener una
fuerza laboral estable y capacitada.
Identificada años atrás, la irregularidad continúa atentando
contra el aprovechamiento de las potencialidades propias de cada
territorio; tal deficiencia implica, además de la inestabilidad de
la fuerza, cuantiosos gastos en transportación y alimentación,
asegurar detalles mínimos para la convivencia diaria de los más de
15 000 obreros que hoy permanecen albergados lejos de su lugar de
residencia.
Objetivamente es esta una realidad que atenta contra el
desarrollo. La cotidianidad demuestra que lejos de emplear esfuerzos
y recursos en la pretensión de mejorar las condiciones de los más de
150 campamentos existentes en el país, es necesario pensar en
alternativas que permitan disminuirlos o eliminarlos.
Sin embargo, para ello es necesario, en primer lugar, mejorar
—por parte de las empresas constructoras— la selección del personal
que labora en las obras y crear de esta forma una estructura
mediante la cual se formen y capaciten constructores
sistemáticamente y directos a la producción; no solo en una
provincia específica, sino en todo el país, y que estén "a mano"
cuando se inicien obras en los territorios a los que pertenecen.
Lograr motivación y aprecio suficiente por este trabajo, es uno
de los tantos retos que enfrenta el MICONS.
En busca de resarcir los deficientes mecanismos de selección
empleados hasta el momento, se desarrollan en la actualidad varios
proyectos con los cuales se pretende eliminar las insuficiencias de
años anteriores, afirmó Manuel Rivero, director de actividad laboral
y capacitación en el Ministerio.
"En ciudad de La Habana existen 47 aulas anexas al Ministerio de
Educación en las que formamos a más de mil jóvenes, fundamentalmente
egresados de noveno grado, en los diferentes oficios básicos de la
construcción, y a los que en seis meses se dotan de conocimientos y
prácticas para el desarrollo del oficio", señala.
Generalmente, los constructores adquieren su experiencia en el
trabajo directo, sin formación o experiencia previa; hecho que
además de incidir en la calidad de las edificaciones lentifica su
desarrollo, mientras "le cogen la vuelta" a las características del
medio y al tipo de labor específica que realizan; por eso, aun
cuando la mayoría de los especialistas coincidan en que la verdadera
experiencia se logra en el trabajo diario y sistemático, resulta
imprescindible promover estudios y prácticas de instrucción en las
escuelas de capacitación.
Una calificación adicional
De la necesidad de instruir están persuadidos, en el Centro
Provincial de Superación y Capacitación Técnica y Profesional de
Constructores en Villa Clara, donde en la actualidad se preparan
plomeros, soldadores, carpinteros y otros oficios básicos de la
construcción. A este plantel llegan anualmente más de 500
trabajadores enviados desde sus respectivas obras para recibir una
calificación adicional.
"Estamos conscientes de que en el terreno es mucho ‘más dura la
pelea’, pero estos días en el polígono son muy útiles porque tenemos
la posibilidad de ejercitar lo que nos enseñan en las aulas y
disminuir la posibilidad de errores a pie de obra", afirma Santiago
Borges, estudiante del grupo de albañilería y perteneciente a la
ECOA # 44 de Villa Clara.
Sin embargo, queda un largo trecho por andar e inevitablemente
los problemas persisten. Deviene reto impostergable formar y
capacitar constructores constantemente en todas las provincias.
Circunscribirse a instruir obreros para satisfacer una necesidad
momentánea es una pérdida de tiempo y de esfuerzos que urge
erradicar, si aspiramos a resultados satisfactorios en lo referido a
la permanencia de constructores en las obras.
Tras el análisis de estas realidades, es fácil comprobar la
inmensa necesidad de fuerzas que posee el sector en la actualidad,
máxime si como en otras partes del mundo, se organiza más de un
turno de trabajo.
Las obras constructivas, dispersas por todos los rincones del
territorio cubano, necesitan cada vez más de mano de obra calificada
y capacitada para realizar las diferentes labores; sin embargo, la
búsqueda de productividad no puede conducirnos a gastos desmedidos
de fuerza de trabajo y recursos, con lo cual solo lograremos
hipotecar nuestros actuales proyectos de desarrollo. |