La Corte del Distrito Sur de la Florida dictó hoy, 13 de octubre
de 2009, una nueva sentencia contra Antonio Guerrero preso
injustamente desde hace más de 11 años en Florence, Colorado en una
de las instituciones penitenciarias más duras, considerada por el
Guinness World Records como la prisión más segura del mundo, donde
los condenados pasan la mayor parte del día en confinamiento
solitario, y es calificada por algunos como "el Alcatraz de las
Rocosas" y su régimen carcelario como "la tumba en vida".
Como se sabe Antonio había sido condenado inicialmente por ese
mismo tribunal a cadena perpetua más 10 años de prisión. Esa
sentencia fue considerada excesiva, contraria a las normas legales
vigentes y declarada nula por la Corte de Apelaciones del Onceno
Circuito que estableció que el acusado no había tenido ni
transmitido información alguna relacionada con la seguridad nacional
de Estados Unidos.
La nueva sentencia a casi 22 años de prisión es resultado de la
solidaridad internacional y del tenaz esfuerzo de su abogado
defensor, Leonard Weinglass, y aunque no es tan absurdamente
exagerada como la anterior es también injusta. Es la hora de
intensificar la lucha por la libertad inmediata e incondicional de
nuestros Cinco compatriotas.
Este episodio es una prueba de las tantas que confirman la
absoluta arbitrariedad del proceso seguido contra quienes están
encarcelados en Estados Unidos única y exclusivamente por luchar
contra el terrorismo anticubano promovido por las autoridades
norteamericanas. La irracional desmesura de las penas impuestas era
uno de los aspectos reclamados por la defensa respecto al cual fue
posible alcanzar un logro parcial, limitado y contradictorio. En el
2008 la Corte de Apelaciones en Atlanta que ratificó los injustos
veredictos de culpabilidad de los Cinco anuló las sentencias de
Antonio, Ramón y Fernando y dispuso fuesen nuevamente sentenciados.
Como expresión de la extraña manera de hacer justicia en ese país
la Corte de Apelaciones reconoció que igualmente correspondía actuar
respecto a Gerardo Hernández Nordelo, pero en vez de ordenarlo
decidió ratificar la bárbara condena que pesa sobre él de dos
cadenas perpetuas más 15 años de encarcelamiento.
Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René son inocentes y nunca
debieron ser privados de libertad. Cada día que ellos permanezcan en
prisión será vergonzosa confirmación de la complicidad de la
Administración norteamericana con el terrorismo. (