.— Los estadounidenses
son cada vez más escépticos sobre los supuestos beneficios de
extender el tiempo de las fuerzas del Pentágono en Afganistán,
aunque lo consideran necesario para la seguridad de su país.
Una encuesta del diario USA Today reveló que ocho de 10
norteamericanos encuentra razonable permanecer en la nación
centroasiática para eliminar las posibilidades de nuevos atentados
como los del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, de acuerdo con el mismo estudio, sólo 48 por ciento
de los votantes ve oportuno comprometerse más en la guerra, frente a
un 45 por ciento que opina lo contrario, dado los escasos progresos
que ha alcanzado Washington en la región.
El escepticismo y la oposición es mayor entre demócratas que
entre republicanos, lo cual imprime una presión adicional al
presidente Barack Obama, quien debe decidir entre complacer a los
conservadores, o retener la base liberal de su gobierno.
Hace ocho años la idea de George W. Bush de invadir Afganistán
tras los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono se
granjeó el apoyo de la mayoría norteamericana, pero ahora se vuelve
contra Obama como una espada de Damocles.
El tema también pudiera granjearle enemistades en el plano
militar, debido a la tensión entre la Casa Blanca y el general
Stanley McChrystal por la forma como éste último augura la derrota
en territorio afgano si no recibe refuerzos en menos de un año.
Los consejeros de la mansión ejecutiva sugieren que el mandatario
sopesa una alternativa media entre el pedido de incrementar las
tropas y la posibilidad de renovar las estrategias para ganar más
adeptos entre los afganos.
Es un momento difícil de su presidencia. Determinará cómo dirige
la política exterior y los asuntos domésticos, porque las guerras ya
costaron al país mucho dinero, refiere el presidente del Centro
Internacional Woodrow Wilson, Lee Hamilton.