.— La intención bélica
del bloqueo de Estados Unidos fue compendiada en una disertación
sobre el tema en la Academia Dominicana de la Historia por Juan
Astiasarán, embajador de Cuba aquí.
El propósito de rendir por hambre y sembrar el descontento está
plasmado en un memorando de un subsecretario de Estado
norteamericano en fecha tan temprana como 1960, meses después del
triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro, recordó el
diplomático.
Objetivos anexionistas primero e intervencionistas después
estaban presentes en sucesivos gobiernos estadounidenses desde fines
del siglo XIX y se concretaron en la intervención militar en la
Guerra de Independencia, cuando el Ejército Libertador tenía en
crisis a la Corona española.
Esa política quedó plasmada en los derechos a la intervención
impuestos en la Constitución cubana de 1902, base del expansionismo
económico y el hegemonismo político vigentes hasta el derrocamiento
de la dictadura proestadounidense de Fulgencio Batista.
El diplomático reseñó los terribles índices de desempleo,
mortalidad infantil y materna, analfabetismo y abandono de las capas
populares campesinas y obreras vigentes en su país antes del triunfo
revolucionario cuyas intenciones de rescate nacional fueron
castigadas por Washington.
Al respecto, reseñó las diversas regulaciones, leyes y medidas,
codificadas en la denominada Ley Helms-Burton y cuya apoteosis
fueron las restricciones impuestas por la administración del ex
presidente George Bush.
Explicó que las recientes medidas adoptadas del actual gobierno
norteamericano no significan un relajamiento del bloqueo, sino que
retrotraen la situación a la que existía antes de que el equipo Bush
decretara restricciones que fueron rechazadas por una amplio
segmento de los cubanos residentes en Estados Unidos.
En la actualidad, Cuba sigue impedida de adquirir bienes y
servicios que tengan más de un 10 por ciento de componentes
norteamericanos, incluidos dispositivos médicos para menores que
padecen patologías cardíacas graves y leucemia, destacó Astiasarán
ante un auditorio completo a pesar de un copioso aguacero.
A ello hay que sumar que el bloqueo ha costado a Cuba más de 236
mil millones de dólares a la tasa actual de esa moneda, suma que
constituye el presupuesto de cualquier país durante décadas. Sin
embargo, esa política, definida como bélica por convenciones
internacionales, no ha evitado que Cuba alcance índices de
desarrollo humano por encima de la inmensa mayoría de los países
latinoamericanos, gracias a la voluntad popular de defender sus
conquistas, subrayó.