Comandante Juan Abrantes

Ejemplo de incalculable valor

Raquel Marrero Yanes

Nuestra Revolución está forjada por quienes fueron y siguen siendo útiles. El comandante Juan Abrantes Fernández es uno de ellos, porque dio su breve vida por la libertad del pueblo y mucho prometía cuando murió, con solo 24 años, en un lamentable accidente de aviación.

Juan Abrantes departe con Camilo en los primeros días de 1959.

La catástrofe ocurrió el 23 de septiembre de 1959, cuando habían transcurrido solo 9 meses del fin de la guerra contra la tinaría batistiana. La nave aérea en que viajaba se precipitó a tierra, bajo una violenta tormenta, en las proximidades de Cascajal y Mordazo, en la antigua provincia de Las Villas. En el accidente también murió otro valioso compañero, el teniente aviador Jorge Villa Yanes.

Abrantes nació el 9 de julio de 1935, en Ciudad de La Habana. Desde temprano sufrió en carne propia la miseria y explotación engendradas por el sistema capitalista. En gran medida eso contribuyó a forjar su personalidad ejemplar y los objetivos de trabajo y de lucha por los que decursó su existencia.

El joven consciente de que la lucha armada era el único camino para el triunfo revolucionario, ocupó su puesto como soldado de primera línea en la clandestinidad, lo cual no le impidió obtener el título de bachiller, matricular Ingeniería Eléctrica en la Universidad de La Habana y destacarse como deportista.

Integró el Directorio Revolucionario desde su fundación, organización en la que demostró sus convicciones políticas. Perseguido, partió al exilio en 1957. En el exterior, "Cocó", como lo llamaban desde la infancia, cambió el apodo por el nombre de guerra que llevó en lo adelante: "El Mexicano" y con profunda convicción de que su lugar estaba en Cuba, no cesó en su incansable actividad revolucionaria.

En enero de 1958 regresó clandestinamente a la Patria, y en marzo de ese año se incorporó a la lucha armada en las montañas del Escambray, desplegando una enérgica lucha contra los traidores que operaban en la zona. Participó en la Batalla de Santa Clara donde se le ascendió a capitán; luego, en 1959, a comandante.

Al triunfo de la Revolución, ya en La Habana, el comandante Juan Abrantes trabajó a las órdenes de Ernesto Che Guevara en la fortaleza de La Cabaña, y posteriormente fue designado jefe de las Fuerzas Tácticas de Combate del Centro, en territorio villaclareño, cargo en el cual permaneció hasta el trágico accidente aéreo.

 

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