Pasión por un pedacito de tierra

Ventura de Jesús

Aunque no hay un solo rasgo que delate en Iliana Sempé a una mujer campesina, la esencia de su vida tiene mucho que ver con el patio de la casa donde reside desde hace 21 años. Es la única apropiación que me interesa. Soy muy feliz cuando estoy en ese pedacito de tierra cuidando de mis plantaciones, afirma orgullosa.

“Lo mío es pasión, puro amor”, Iliana Sempé.

Con el propósito de tener patio, Iliana dejó un apartamento nuevo y se fue a vivir a una pequeña casita en las Alturas de Simpson, en las inmediaciones del río Yumurí, en Matanzas. "Mucha gente no entendió la razón de la permuta, pero para mí lo primordial era esto. Tuve plantas desde pequeña, un pasatiempo que me inculcaron mi mamá y mi abuela".

Poco tiempo necesitó esta laboriosa mujer para cubrir de frutales, flores y otras plantas el pequeño espacio que excede a su casa. Hoy es uno de los cuatro Patios de Excelencia con que cuenta la provincia de Matanzas. De esa porción no desperdicia ni una pulgada. "Aquí hay más de 450 variedades de plantas y 15 medicinales. Me fascinan todas, pero el fuerte son los helechos".

En apenas un segmento del patio cultiva además el autoconsumo donde prosperan alcaparras, ajo porro, ají, habichuela y pepino. A simple vista están las matas de guayaba, mango, chirimoya, guanábana, plátano fruta, limón y naranja agria. Debajo de los arbustos yacen las plantas ornamentales y medicinales. "Aquí se da todo, depende de la atención. Todavía conservo una colección de cactus de cuando yo tenía 13 años".

Decenas de vecinos tocan a la puerta de su casa cada día. "La mayoría viene en busca de hojas para remediar dolores. Otros solicitan plantas ornamentales y los hay que vienen sencillamente a curiosear. A nadie se le dice que no".

A Esther García Pulido, residente en el barrio, la sorprendimos con unas tiernas hojas de anón. Son para curar una ingesta, dijo al reportero. "Yo vengo a menudo, cada vez que aparece la menor molestia en la familia. Iliana está dispuesta siempre a ayudar".

Admite Sempé que del patio se encarga ella. "Yo llevo el control de todo lo que es preciso hacer. El resto de la familia coopera. Lo mío es pasión, puro amor. Aquí en el patio se me va la hora del almuerzo, del baño y hasta de la comida".

—¿Y nadie se queja en la casa?

"Para mí lo primero es el patio. La víctima es mi buen esposo, quien a veces no le queda más remedio que cocinar y hasta lavar".

 

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