Sacudirse del pienso importado

Sustituir en una primera etapa el 50% del alimento que se compra en el mercado internacional, es el empeño de los productores de carne porcina. Por los altos precios del cereal se considera cuestión estratégica para el sector

Juan Varela Pérez y Arnaldo Santos (fotos)
juan.pvp@granma.cip.cu

Olvidemos los años en que la masa porcina dependía, en su casi totalidad, del alimento importado; entonces las miradas estaban fijas en el barco que atracaba en puerto. El costo de los cereales, en aumento por día, obliga a darle al alimento elaborado "en casa" la preferencia que nunca debió perder mediante iniciativa y soluciones locales. Condiciones hay para lograrlo.

Carlos Martín, como un verdadero campeón en la producción de alimento porcino, ha creado sus mecanismos y lo aprovecha todo. Foto: Arnaldo SantosCarlos Martín, como un verdadero campeón en la producción de alimento porcino, ha creado sus mecanismos y lo aprovecha todo.

Esta es la tesis defendida por Carlos Martín, uno de los productores individuales de carne porcina más destacados entre los 1183 que tienen firmado convenio con la empresa de La Habana. Ellos habían garantizado hasta el cierre de agosto, el 42% de la carne entregada por la provincia al balance nacional.

Durante muchos años se sembró poca caña, sorgo, maíz o girasol para la alimentación porcina, se perdían los desperdicios de las cosechas y del bejuco de boniato y las cepas de plátano, casi nadie se acordaba. Hoy las cosas comienzan a cambiar.

Cambiar la mentalidad

Porcicultores como Orlando (hermano de Carlos), José Cabrera (Pepín) y Miguel Fariñas, tienen la certeza, y así lo manifestaron a Granma, que hoy se opera, aunque insuficiente, un cambio de mentalidad en la búsqueda de soluciones. Hay coincidencia en que se está mirando más hacia adentro pues por mucha seguridad que ofrezcan los diferentes tipos de convenios, si no tienen el respaldo en alimento, poco se alcanzará. Incorporados a un solo programa, la empresa estatal les oferta los animales en precebas y algunas proteínas.

Cada quien tiene su estilo y preferencias técnicas y organizativas, pero todos se apoyan en la asesoría de prestigiosos centros vinculados al sector, entre ellos los institutos de Ciencia Animal y de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT) y la Universidad Agraria de San José.

Empeñados en insuflarle nueva vida a esa tradición, reconocen que poco a poco se extendió el mal hábito de esperar por el pienso comprado en el mercado internacional. La abundancia que hubo en determinadas etapas, unido a la falta de controles, fue la sombrilla que tapó el desvío y robo del costoso insumo utilizado por quienes no aparecían en ningún convenio, ni programa estatal. Tal realidad desvirtuaba un indicador capital: la inversión de pienso por tonelada de carne.

A la vez se hizo común achacarle a la demora en el arribo de los buques, el incumplimiento de los planes de entrega de carne. Cuando por una u otra razón fallaba el suministro, los animales sufrían las consecuencias. La búsqueda de alternativas locales, salvo productores con sentido económico, se hizo cada vez más escasa.

Los eficientes finqueros Carlos Martín Martínez, de la Cooperativa de Crédito y Servicios y Tomás Álvarez Breto, de Artemisa han sido, por historia y tradición familiar, fieles exponentes de asegurar buena parte de la comida de sus cerdos. Hoy tienen 263 animales "y dejo de llamarme Carlos si no soy capaz de suministrarles no menos del 30% de comida criolla". Él tiene la responsabilidad de producir las hembras que se destinan a los convenios de producción de carne porcina en el municipio de Artemisa.

Por eso considera inadmisible, en medio de la crisis económica que el mundo padece y de la cual no estamos ajenos, depender solo de lo que viene de afuera. Todo criador tiene su pedazo de tierra e implementos capaces de asegurar, si se trabaja bien, un porciento considerable del alimento y cubrir cualquier emergencia. Aunque utiliza el maíz, girasol, trigo y otros granos, prefiere el sorgo, por los resultados de esta plantación.

Cierto que elaborar el pienso criollo lleva dedicación y un esfuerzo extra al no venir por la "canalita", pero se refleja en los resultados económicos y productivos y en la sustitución de importaciones.

Él posee un convenio mediante el cual entrega al estado 30 toneladas de carne al año, plan que siempre cumple y en el actual 2009 lo tienen asegurado.

Resurrección del palmiche

Foto: Arnaldo SantosDepender cada vez menos del pienso importado.

En la finca Caimito Abajo, de la CCS Camilo Cienfuegos, José Cabrera, retomó el llamado "pastoreo" de los cerdos en potreros, a la sombra de los palmares, para aprovechar el palmiche que resucita para ser otra vez útil.

Pepín se refiere a los beneficios de los desechos de viandas y otros agregados cuando se mezclan y cocinan para transformarse en una pasta muy digestiva y sana al eliminarse por esa vía cualquier bacteria. Igualmente es muy apetecido por los animales el llamado "yogurt de boniato". Gracias al proceso que se le da a estos alimentos las diarreas, según el veterinario, han disminuido casi a cero.

Miguel Fariñas, antiguo dirigente sindical devenido finquero hace cinco años dirige la Inesita, de la CCS Orlando Cuellar, en el municipio de San José y es ardoroso defensor del pienso a base de recursos locales. Él suma, a lo antes señalado, la morralla de pescado, la Moreira y otras plantas forrajeras, de alto valor proteico, la vinaza y mieles de diferentes tipos.

Dada la importancia de la producción de alimentos, Fariñas aboga por estimular a quienes se destaquen y hagan más. No es posible medir con igual rasero a los preocupados por sustituir importaciones y a los que nada o muy poco hacen. Esos, añade, que todavía tienen fija la mirada en el barco. Tal sentimiento lo comparten los demás entrevistados.

Aquí no hacemos nada nuevo, dice, simplemente aplicar lo que se conoce; lo ideal es seguir la orientación de los técnicos. Aledaño a su instalación —montada con materiales recuperados—, existen algunas hectáreas semiociosas en tierras de una empresa ganadera. Él las solicitó hace un año apoyándose en lo establecido en el Decreto Ley 259 y aguarda por la respuesta.

Luis Alberto Hernández, director de la empresa porcina de La Habana, afirma que no hay nada más importante en la actualidad para los productores, en especial los individuales en convenio, que la alimentación de la masa. Ahora estamos en la producción local de alimentos al 30%, afirma, pero el compromiso es mantener el ascenso hasta llegar, en una primera etapa, al 50%.

En todos los programas nacionales que demandan alimento animal de importación, el porcino es el de mayor consumo. Por eso el Ministerio de la Agricultura califica de gran reto el darle celeridad a las diferentes vías y formas para llevar al mínimo el pienso importado.

Los habaneros saben lo que significa el cumplimiento del plan. El camino que debe transitarse para terminar el año no será fácil. Por eso la estrategia en marcha, que involucra a todos los productores y en especial a los mejores, tiene líneas de trabajo y compromisos muy definidos en toneladas de carne.

 

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