— Dispuestos a rechazar
cualquier fórmula que ponga de nuevo en riesgo a la economía
mundial, las 20 naciones industrializadas y emergentes se aprestan a
lograr un consenso para el crecimiento equilibrado.
Con esa premisa, líderes de esos países que integran el Grupo de
los 20(G20), se reunirán jueves y viernes en la ciudad
estadounidense de Pittsburg para discutir una respuesta coordinada a
la crisis.
Esta será la tercera reunión de ese bloque, desde que la quiebra
de Lehman Brothers hace un año profundizó los temores a una nueva
gran depresión, y enfocará los debates en lo que vendrá después,
ahora que existen señales de recuperación.
En la cita la Unión Europea (UE) propondrá reforzar el control y
la supervisión financiera, pese a las reticencias de Gran Bretaña,
aunque con antelación mandatarios y ministros de Economía y Finanzas
acordaron asistir con una sola voz.
Al respecto, el primer ministro sueco y presidente de turno de la
UE, Fredrik Reinfeldt, quiere en "entren 27 miembros y salga una
sola posición".
También, pretende similar enfoque respecto al compromiso de
mantener la ayuda estatal a sus economías, al considerar que aún no
es momento de retirar los millones de millones de dólares empleados
para hacer frente a la recesión.
Tal opinión será zanjada en la cumbre del G20, donde también
deben salir fórmulas para salir de la crisis y de los paquetes de
rescate.
Antes de su partida a Estados Unidos el primer ministro
británico, Gordon Brown, afirmó que existe un apoyo sustancial para
crear un nuevo marco de trabajo que ayude a reducir los
desequilibrios económicos globales y prevenir crisis en el futuro.
Brown, actual presidente del G20, confía en que acordarán un
proceso de consultas multilaterales para ayudar a rebalancear la
economía mundial y asegurar una recuperación durable, al tiempo que
insistió en la urgencia de un pacto mundial para proteger el empleo
y el crecimiento.
Valoró el proceso de recuperación económica y advirtió que ésta
no puede darse por garantizada ni será automática.
El premier británico dejó claro que es necesario mantener, al
menos hasta el año próximo, las medidas de impulso coyunturales por
un importante total que supera el cinco por ciento del Producto
Interno Bruto en el caso de la Unión Europea, o la economía no se
restablecerá adecuadamente.
A ello agregó que la cumbre de Pittsburgh deberá centrarse en la
preservación de los empleos, para que el mercado laboral no sea un
problema más grande en los próximos años.
Según analistas, Europa quiere apostar fuerte en el escenario
económico internacional, amparada en su posición de primera potencia
económica mundial, con más del 18 por ciento del volumen total de
importaciones y de exportaciones.
Para los observadores, mucha fuerza tendrá también la
representación de los emergentes en Argentina, Brasil y México, que
serán los portavoces de América Latina en Pittsburg, donde
reclamarán una reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el
Banco Mundial.
Se trata de exigirles a esos organismos más voz y voto para las
economías en desarrollo y que sean tratadas igual que las
desarrolladas.
El portavoz del gobierno brasileño, Marcelo Baumbach, adelantó
que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, insistirá en lo
prematuro que puede resultar suspender las medidas anticrisis, pese
a que aumentan las señales de una lenta salida.
Apuntó la fuente que Lula advertirá también que aún hay
indefiniciones, comodidad e inercia, y que solicitará reavivar la
reforma del sistema financiero y rechazar la actitud blanda hacia el
capitalismo financiero sin regulación.
Asimismo, la presidenta argentina, Cristina Fernández, llevará a
la cita la solicitud de aumentar el capital del Banco Interamericano
de Desarrollo hasta 200 mil millones de dólares, algo considerado
fundamental para el desarrollo de la región.
Entre tanto, el Banco Africano de Desarrollo instará a los
líderes del G20 a disponer más recursos para satisfacer las
necesidades de las naciones africanas, seriamente impactadas por la
recesión.
Para el presidente de esa institución es urgente que de la Cumbre
salga el claro mensaje de que mientras la economía mundial muestra
señales de recuperación, África y los países de bajos ingresos no
sean dejados de lado, sino que formen parte de esa reanimación.
Al parecer todos coinciden en que la reunión es un verdadero
desafío, porque con el inicio de la supuesta restauración económica
en algunos países, existe el riesgo de que se olviden los efectos
desastrosos de la crisis y se vuelva a las prácticas que la
causaron.