Tanques, gases lacrimógenos, balas de plomo y de goma, camiones
lanza agua y líquido urticante fueron usados de forma indiscriminada
para desalojar el lugar y dejar al presidente legítimo de Honduras
en la espera de una posible intervención y detención, tal como lo
había anunciado pocas horas antes el presidente usurpador Roberto
Micheletti.
La multitud, conformada sobre todo por mujeres con niños,
ancianos y jóvenes, comenzó a desplazarse hacia el centro de la
capital y fue perseguida salvajemente por varios pelotones de
soldados y policías que atacaron desde la zona norte cortándole la
salida.
"La postura que ha tomado el régimen actual considero que es de
recrudecer la represión, sin embargo la población en estos 87 días
ha adquirido un gran coraje para defender la democracia. Las
próximas horas van a ser muy difíciles para el pueblo", sentenció
Carlos Paz, corresponsal de Radio Globo.