Así lo sugieren estudios recientes, según los cuales, a pesar de
haber tenido daños en el 37,6% (162 240 ha) de su patrimonio tras el
paso de Gustav y Ike, la superficie boscosa de la provincia no solo
se repuso, sino que incrementó unas 2 000 ha en los últimos 12
meses.
Con ellas, se eleva al 40,1% el área cubierta de árboles, lo que
ratifica a Pinar del Río como el territorio más reforestado de Cuba.
Los científicos lo habían anunciado: "La naturaleza es sabia, lo
que ella quita, lo da después", fue el mensaje que se difundió tras
el paso de los huracanes.
Sin embargo, también alertaron que la mano del hombre podía
ayudar a acelerar la recuperación, y en ese empeño, miles de
pinareños hicieron causa común.
Pedro Ramírez Lara, jefe del Servicio Estatal Forestal en la
provincia, enumera entre las principales acciones emprendidas la
siembra de las áreas afectadas totalmente, y el manejo de las menos
dañadas, incluyendo la reposición de fallas en plantaciones
pequeñas. También fue preciso tomar medidas de saneamiento y
realizar las llamadas talas sanitarias para contrarrestar el peligro
de incendio.
"Las empresas estatales, por sí solas, no podían enfrentar tantas
tareas al mismo tiempo. Por tanto, se decidió potenciar la
participación popular, fundamentalmente en el aprovechamiento de los
árboles derribados", explica Lara.
Gracias a esto se lograron acopiar 50 763 metros cúbicos de
madera rolliza, los cuales se destinaron a apoyar los programas de
construcción de viviendas.
De acuerdo con las estadísticas, a la vuelta de un año tales
medidas han permitido la recuperación de 150 236 ha de bosques. "En
respuesta a los ciclones se trazó un plan de reforestación que hemos
sobrecumplido con altos indicadores de supervivencia", asegura el
funcionario.
Además de constituir una buena noticia desde el punto de vista
ambiental, ello tiene un importante trasfondo económico, si se tiene
en cuenta que Vueltabajo aporta el 50% de la madera aserrada que
produce el país.