QUITO,
18 de septiembre. — "Nunca más bases extranjeras en territorio
ecuatoriano, nunca más una venta de la bandera", declaró este
viernes el canciller de ese país, Fander Falconí, al finalizar el
acto por la recuperación de la antigua base militar de Estados
Unidos en Manta.
El Gobierno de Rafael Correa decidió no renovar el convenio
suscrito durante el mandato de Jamil Mahuad, y asumió el control de
la base aérea tras 10 años de ocupación norteamericana. Para la
administración ecuatoriana la salida del último militar extranjero
constituye "un triunfo de la soberanía nacional", expresó Falconí en
su discurso.
La base, supuestamente utilizada para operaciones de lucha
antinarcóticos en la región, llegó a manos estadounidenses a partir
de un convenio suscrito por ambas naciones en 1999. El acuerdo,
según precisó el diplomático, no fue aprobado completamente por el
Parlamento ecuatoriano, sino dirimido por la Comisión de Asuntos
Internacionales y avalado por el canciller de turno, Heinz Moeller,
sin la aprobación del pueblo.
El ministro de Relaciones Exteriores recordó que la terminación
del contrato es uno de los lineamientos de defensa de la soberanía
planificado por el Presidente, incluso antes de asumir su mandato.
Por otra parte, el diario El Comercio reveló hoy una
investigación de la Comisión de Asuntos Internacionales de la pasada
Comisión Legislativa sobre la base estadounidense en Manta, en el
cual se afirma que en 10 años no se hizo ninguna interdicción aérea
para interceptar aviones cargados con droga.
La colectividad de pescadores de Manta apuntó que más de 80 de
sus embarcaciones fueron dañadas por ejercicios militares realizados
en la base, y la Comisión recogió evidencias de 21 casos de
afectados por esos operativos en el Pacífico, sin tener vínculo
alguno con el tráfico de drogas. (PL)