CRUCE
DE LOS BAÑOS.— El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros, encabezó las honras fúnebres
del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, realizadas la
víspera en el Complejo Histórico que perpetúa el legado de los
héroes y mártires del III Frente Oriental doctor Mario Muñoz Monroy.
En la emotiva ceremonia donde le fueron rendidos honores
militares, se encontraban junto al Segundo Secretario del Comité
Central del Partido, los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés
Menéndez y Guillermo García Frías; también el general de cuerpo de
ejército Leopoldo Cintra Frías, viceministro primero de las FAR, y
el general de división Onelio Aguilera Bermúdez, jefe del Ejército
Oriental, entre otros.
Frente a la Llama Eterna del Mausoleo, y visiblemente conmovidos,
se hallaban la esposa, hijos, familiares y amistades allegadas del
Comandante Almeida.
Las exequias tuvieron lugar en la base del complejo ubicado en el
firme de la Sierra Maestra. El título de Héroe de la República de
Cuba y las principales distinciones que recibió Almeida, en su
trayectoria como dirigente y revolucionario, presidieron el luctuoso
cortejo.
Al compás de la marcha Hasta pronto, de la autoría del
Comandante, e interpretada por la banda del Estado Mayor General,
fueron colocadas las ofrendas enviadas por Fidel, Raúl, sus
familiares, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y
el pueblo de Cuba.
Integrantes de la Unidad Especial de Ceremonias de las FAR
trasladaron los restos y los depositaron en la bóveda principal del
monumento, que corona un vasto territorio en pleno corazón de las
serranías santiagueras.
El toque de silencio y las 21 salvas de artillería en honor al
asaltante al Cuartel Moncada y expedicionario del yate Granma
estremecieron, de un extremo a otro, cada confín de estas históricas
montañas, mientras Raúl y sus acompañantes mantuvieron el saludo
militar y la posición de firme hasta que fue sellado el sepulcro del
jefe y fundador del Tercer Frente; después, colocaron flores sobre
la lápida que custodiará sus restos.
Al concluir la ceremonia la población del Tercer Frente marchó
ante la tumba de Almeida en postrer tributo de cariño.
Previo al sepelio, la Ciudad Héroe fue escenario de una masiva
movilización de cientos de miles de personas para acompañar las
honras fúnebres de Juan Almeida.
La concentración popular conmovió por su sencillez, a la altura
del legado del obrero devenido combatiente y líder guerrillero.
El pueblo se volcó a las calles. Flores y pétalos de rosas caían
desde los balcones al paso del cortejo. En el Parque Céspedes no se
pronunciaron palabras; las estrofas de La Lupe recordaron al
expedicionario del Granma, al compositor y escritor.
Luego el cortejo se detuvo frente al balcón del Ayuntamiento
donde Fidel proclamó el triunfo de la Revolución cubana, y en cuyos
laterales figuran el Título de Héroe de la República de Cuba y la
Orden Antonio Maceo que con celo y firmeza custodian los
santiagueros.
En el Cuartel Moncada se situaron más de 5 000 pioneros y 150
Camilitos. En este histórico escenario una banda de música y un coro
gigante, integrado por 200 niños, entonaron la Marcha del 26 de
Julio, como preámbulo del "paso" de Almeida por la Avenida de
los Libertadores, la misma por la que entró triunfante el Primero de
Enero de 1959, acompañando a Fidel y Raúl, a su entrañable Santiago.
Fue un tributo espontáneo, masivo, sincero, emanado del
entrañable cariño y el respeto que le profesan los santiagueros a
este Héroe de la Revolución.