BARBOURVILLE, Kentucky, 13 de septiembre.— Machete en mano, la
policía está destruyendo plantaciones de marihuana capaces de
generar miles de millones de dólares, para tratar de evitar una
cosecha gigantesca del alucinógeno.
La cantidad de cultivos confiscados este año en California, el
estado que más marihuana produce, aumentó, y también se percibe un
incremento en la producción de otro estado del oeste, Washington,
que el año previo se había casi duplicado. Los productores de tres
estados del centro, en la región de los Apalaches, también parecen
haber mejorado sus cosechas, luego de dos años de declinación.
Las autoridades de esas zonas, que son las que más marihuana
producen en el país, han destruido plantaciones capaces de generar
12 000 millones de dólares en los primeros ocho meses de este año.
La demanda de marihuana producida en Estados Unidos alcanzó
niveles sin precedentes, en buena medida porque resulta más difícil
importarla de México desde que se reforzó la vigilancia de la
frontera, indicó Dave Keller, subdirector de la Appalachian High
Intensity Drug Trafficking Area, el organismo oficial que coordina
la lucha contra el tráfico de drogas en la zona.
Keller dijo que a lo largo y ancho del país hay gente dispuesta a
cultivar marihuana para compensar el descenso en las importaciones.
En el corazón de los Apalaches, los agentes han destruido más de
600 000 plantas este verano en Kentucky, Tennessee y Virginia
Occidental. Cada planta genera unos 2 000 dólares en la venta
callejera, lo que constituye un incentivo difícil de resistir en
comunidades muy pobres, de áreas estremecidas por el desempleo
derivado del cierre de fábricas y minas de carbón.