JOBABO, Las Tunas.— "Plantados" como fértil cepa en el mismo
lugar donde vieron la luz hace 73 años (zona rural conocida como El
aguacate), Sirza Palomino e Israel Rodríguez pudieran dirigir una
carta a Granma, Trabajadores, Juventud Rebelde
o a cualquier otro medio de prensa y expresar preocupaciones
similares a las que remiten lectores de toda la nación, ante
irregularidades con los viales, el transporte, la calidad del pan,
ausencia de determinado servicio o falta de recreación¼
Ninguna de esas, sin embargo, fue el motivo que animó a Manuasel,
hija de ambos, para contactar con nuestro órgano.
"No es una queja ni una insatisfacción —dijo condensando en voz y
rostro toda la sencillez de su campesino origen— es que mis hermanos
y yo quisiéramos darles una sorpresa a nuestros padres quienes
forman una pareja muy feliz, como miles en toda Cuba; ya suman 50
años de matrimonio (los mismos de la Revolución) y, curiosamente,
seis de los siete hijos nacimos en agosto: el mes en que vino al
mundo ese hombre que adoramos todos los cubanos: Fidel.
Cuenta Manuasel que días antes del último alumbramiento (único
que no ocurrió en el octavo mes, sino en junio), Sirza hacía reír a
vecinos y familiares al afirmar: "me niego a parir ahora, puedo
alargar sin ningún problema el parto hasta agosto".
Así, alegre y ocurrente la recuerdan Eduardo, Claribel, Alberto,
Osvaldo, Israelito, Manuasel y Marisel (sus hijos) desde aquellos
lejanos días en que la impetuosa obrera ganaba el extremo opuesto
del surco a la par de cualquier hombre, casi siempre improvisándole
una décima al más insospechado acontecimiento, o cuando ella e
Israel abrían al tope las puertas del hogar para que los niños y
adultos entraran a ver "el único televisor que había en toda la
zona".
Pero si algo admiran con orgullo los siete hijos, es la
sensibilidad con que fueron educados y criados por sus padres, los
valores que incorporaron de aquel par de campesinos y la felicidad
que se refleja en el rostro de todos, siempre que la familia se
reúne en pleno para celebrar cada 7, 12, 20, 24 (parto gemelar) y 28
de agosto el privilegio de haber venido al mundo "en el mes del
Comandante en Jefe", la dicha de continuar unidos y la tranquilidad
de vivir en este país, donde pueden faltar muchas cosas materiales,
pero sobra lo que distingue y hace gigante al ser humano: su
interior.