Dar vida después de la muerte
Freddy Pérez Cabrera
No conoce su nombre, solo sabe que el donante fue un joven que
sufrió un grave accidente, el cual le provocó un trauma cerebro-
encefálico, y que sus familiares, en especial la madre, estuvieron
dispuestos a entregar un riñón para que ella pudiera continuar con
vida.
Liannys
junto a la Dra. Milagros Hernández, a quien considera su segunda
madre.
Liannys Fernández es como se llama esta joven santaclareña. Ahora
puede sonreír, divertirse e ir a fiestas con las amiguitas del
barrio, sin embargo, hace un tiempo no era así, la alegría había
desaparecido del hogar ante la situación de la niña, quien se
debatía entre la vida y la muerte en espera de la aparición de un
riñón que pusiera fin a la agonía.
Cuenta su mamá, Milagros Turiño, que desde los ocho años la
pequeña comenzó a padecer una grave afectación renal, razón por la
cual fue necesario acudir a sesiones de hemodiálisis. "Cada vez eran
más frecuentes los problemas de presión alta, proteinurias elevadas,
vómitos, mucho decaimiento y una pérdida de peso acelerada".
Liannys
junto a su mamá Milagros.
Según el criterio de los expertos había llegado el momento en que
la única alternativa para que Liannys sobreviviera a la dolencia,
era realizar un trasplante. Como cualquier madre, Milagros estuvo
dispuesta a ser la donante, mas los estudios realizados demostraron
que no era compatible.
Tras una larga espera, el 27 de febrero pasado se produjo la
operación, a partir de un donante cadáver, proceder efectuado por un
equipo médico del hospital Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara,
apoyado por decenas de personas pertenecientes al Sistema Integrado
de Urgencia Médica.
No existen palabras para expresar el respeto y la admiración de
Liannys y sus progenitores por la familia del donante. A esa madre,
que en medio del dolor tuvo el gesto noble de aceptar la donación, y
solo preguntó a quién le iban a poner el riñón de su hijo, ellos le
profesan eterno agradecimiento.
GESTO NOBLE QUE ENGRANDECE
A lo largo del país suman cientos los pacientes necesitados de la
entrega de algún órgano vital para continuar con vida. Sin embargo,
no son todos los que comprenden y aceptan la ejecución de este acto.
En Villa Clara, por ejemplo, cerca de 140 enfermos con grados de
aptitud para el trasplante de riñón esperan por una donación, la que
de no producirse pudiera conducir a complicaciones propias del
padecimiento asociadas a las hemodiálisis, como el virus de la
hepatitis, deterioro cardiovascular u otras infecciones, y hasta la
muerte del enfermo, según reconoce la doctora Milagros Hernández,
vicedirectora territorial de trasplante.
A pesar de que el pasado año se inició una campaña denominada "Sí
por la Vida", a favor de la donación de órganos y que nuestro país
ocupa el segundo lugar en América Latina y figura entre los primeros
15 países con mejores indicadores en el mundo en este campo, no
podemos decir que la iniciativa ha prendido en la comunidad, asegura
la doctora Hernández, quien explica que alrededor del 6% de las
familias se niegan a la entrega.
En ello influyen muchos elementos: sentimentales, falta de
cultura e información sobre el tema y hasta determinados prejuicios,
expresa la especialista, quien menciona los resultados de una
encuesta reciente en la cual el 80% de las familias afirmó nunca
haber hablado del tema.
Como en muchos países del mundo, en Cuba lo establecido es que,
aun cuando el donante cadáver haya ofrecido su consentimiento en
vida, lo determinante es la voluntad de los familiares.
Resulta un reto para la sociedad el desarrollo de acciones que
propicien la creación de una conciencia capaz de asumir la donación
como un acto natural, que puede contribuir a preservar la vida de
miles de personas, expresa la Vicedirectora territorial de
trasplante en Villa Clara, quien precisa que ningún país del mundo
tiene, como Cuba, la cultura, organización y mecanismos para
resolver este problema.
TRABAJAR DESDE LO SOCIAL
Especialistas del hospital Arnaldo Milián Castro e investigadores
de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), buscan
respuestas al acuciante problema.
Un estudio realizado con varias familias, dispuestas o no a la
donación de órganos, concentrado primero en la persona que tomó la
disposición, y luego en las más allegadas al donante cadáver,
demostró que cuando estamos en presencia de una familia funcional,
las decisiones son acertadas, positivas, según reconoció la
Licenciada Greter Hernández Soler, Máster en Psicología Médica,
quien está al frente del equipo de investigadores de la UCLV que
labora en el tema.
En cambio, si la decisión no es colectiva y no hay valores
asociados al altruismo, la solidaridad, el pensar en el otro, prima
una posición negativa hacia ese acto.
También sucede, según la licenciada, que cuando los fallecidos
son jóvenes, la conmoción del momento es mayor, lo cual impide
adoptar una postura acertada, aun cuando la mayoría de las personas
tienen una evaluación positiva respecto al manejo del asunto
realizado por el personal médico.
Muchos nos decían que se negaron porque no sabían si en realidad
su familiar estaba muerto o no, lo que da la idea de que no
comprendieron ni recibieron una explicación convincente de lo que es
la muerte encefálica, refiere la profesora.
Se impone, según el equipo de investigadores, trabajar este
asunto desde el punto de vista social y comunitario, en el CDR, la
delegación de la FMC, escuelas, centros de trabajo y donde las áreas
de salud tengan un papel protagónico, lo cual contribuiría a ganar
conciencia acerca de un problema tan sensible.
Los estudios realizados han demostrado la existencia de muy pocas
acciones encaminadas a resolver el problema; la divulgación y
educación sobre el tema son escasas, incluso en los medios de
comunicación, refiere la Máster en Psicología, quien aclara que la
tarea no puede quedar en el acto formal de poner un cuño en el carné
de identidad, como se hacía antes, sino en algo mucho más serio que
involucre a toda la sociedad, porque de ello depende la vida de
miles de personas. |