Gráfica para conmemorar

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

Parece que fue ayer cuando por primera vez estuvimos en un escenario semejante para propiciar el feliz ayuntamiento entre la letra y la imagen en la jornada inaugural de Lecturas frente al mar. Eso fue el año pasado. Kcho, con esa avidez suya por aportar sus dones personales a la cultura de su país, presentó en esa ocasión un espléndido ejemplar gráfico que muchos coleccionaron.

Cartel conmemorativo del primer aniversario de la Brigada Artística Martha Machado, que debió presentarse en Lecturas frente al mar.

Este viernes debíamos regresar a nueva instancia de Lecturas frente al mar, en el borde de esta ciudad de las columnas medida, olfateada, degustada y cantada por Alejo Carpentier, en lo que sería la reafirmación de un compromiso: la voluntad de los artistas plásticos de acompañar la promoción de la literatura, incentivando al mismo tiempo el gusto por una visualidad fértil y enriquecedora. Un torrencial aguacero impidió que se consumara el acto, mas no empañó un gesto que nos acompañará en lo adelante.

Kcho nuevamente ocupó su puesto en la avanzada. Pero el Kcho de ahora no es el de un año atrás. Ni sus compañeros de ruta tampoco. En estos últimos doce meses pasaron cosas que les cambiaron de algún modo la vida. Poco después de aquellas iniciales Lecturas frente al mar, el país sufrió el cruento embate de tres huracanes que devastaron ciudades y campos, destruyeron casas y escuelas, y arruinaron cosechas y bosques.

Uno de los lugares donde la furia de la naturaleza se tornó más destructiva fue la Isla de la Juventud. Sin embargo resultó estimulante para los damnificados saber que contaban, desde las primeras horas, no solo con el apoyo material del Estado socialista, sino con el apoyo espiritual —y también material, porque dedicaron muchas horas a labores constructivas— de un grupo de artistas de diversas disciplinas que, convocados por Kcho, pinero de pura cepa, levantaron el ánimo con imágenes, humor, canciones y poemas. Surgía así la Brigada Artística Martha Machado. El nombre es todo un símbolo. La madre de nuestro creador dejó en la Isla de la Juventud la huella de una actitud artística y ética ejemplar. Arte y ética que encarnaron los integrantes de la brigada que muy pronto multiplicaron su experiencia en otras zonas afectadas por los huracanes, generando a su vez otro huracán imbatible, el de la solidaridad revolucionaria.

Con tal evocación esperemos que circulen tres obras gráficas de excelente factura. Un cartel que contiene una fotografía tomada por Ernesto Rancaño, diseñado por Axel Rodríguez, recuerda justamente el primer año de existencia de la Brigada Artística Martha Machado. Rancaño, lo sabemos, es uno de los más aventajados artistas de nuestra hora actual. Es celebrado por la dimensión poética que suele imprimir a sus creaciones. Como fotógrafo no lo es menos. La selección de la imagen condensa en pocos elementos una dinámica visual de fuerte impacto y pronta comunicación.

Otros dos carteles, realizados en el Estudio Kcho, llevan la impronta de la emblemática línea de nuestro consagrado y carismático artista. Son carteles nacidos bajo el signo de la urgencia —el ahorro como tema central— pero que sin embargo deben perdurar en el tiempo por la permanencia de su mensaje: el ahorro es cultura. Kcho recupera la desbordante sencillez de la gráfica cubana de los 60, cuando el cartel se situó como uno de los símbolos del arte de la época.

 

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