Del mismo modo que Teté García, Ismael Sánchez o Jorge Suárez, 
			ella pudiera adquirirlas en otras panaderías o centros de 
			elaboración, pero cuando un lugar "cría fama¼ 
			".
			La frase hace sonreír a Marilín Guerrero Arias, administradora de 
			la unidad, quien admite que si bien así se llama la panadería, "no 
			es menos cierto que mucha gente les atribuye un poco de fama al pan 
			y a otras cosas que producimos aquí".
			"No significa que todo sea perfecto —admite—; como cualquier 
			unidad, la nuestra también puede tener dificultades en un momento 
			dado; incluso a veces recibimos quejas de los usuarios, pero son 
			pocas en general, porque independientemente de las características 
			que tenga la materia prima o de los contratiempos que se presenten 
			en el proceso, mis muchachos ponen toda su dedicación para lograr 
			calidad."
			Cuentan que, ante la queja de un cliente, una especialista del 
			sector gastronómico se presentó con una muestra de galleta mal 
			elaborada, por debajo del peso establecido, y al constatar in 
			situ las características del producto ya terminado y en proceso 
			le dijo a la administradora: "Tienes razón, esta galleta no fue 
			hecha aquí".
			No por casualidad, a las más de 16 000 unidades de pan que La 
			Fama entrega cada día para la población, se suman otros compromisos 
			de venta liberada, en tanto varios organismos y entidades agradecen 
			tener contratos allí.
			Dicho así, podría parecer exceso de ponderación en un terreno tan 
			"resbaladizo" como la elaboración del pan: foco habitual de críticas 
			por parte de electores y de opiniones en la prensa. 
			Pero al César lo que es del César. Sin negar sus dificultades, La 
			Fama no descuella precisamente por "mala fama". Al contrario; aún se 
			habla con orgullo de cómo sus 26 trabajadores (el grueso jóvenes) 
			continuaron laborando a cielo abierto tras el paso del huracán Ike y 
			asumieron la producción de varias panaderías "para que en un momento 
			tan difícil la población tuviera al menos garantía de pan".
			Respuestas como esa, no solo se sustentan en el deseo o en la 
			voluntad. Tener —a la vez— los hornos criollos, "sobadoras" y 
			revolvedoras convencionales, permite mantener vitalidad si la nueva 
			tecnología presenta dificultades.
			Pero la fórmula para "criar cierta fama" (sin acostarse a dormir, 
			como consigna el refrán) está en el sentido de pertenencia que 
			Marilín nota en sus trabajadores, la confianza con que ellos se le 
			acercan cuando tienen algún problema y, en especial, el control y 
			exigencia sobre recursos, productos, disciplina y horarios.
			No en todas partes ocurre así; es cierto. Pero donde sucede es 
			justo reconocerlo, porque en muchos lugares hay una retaguardia de 
			rostros anónimos, abrasados por el calor, produciendo panecillos, 
			dulces, palitroques y otras golosinas, bienvenidas en casa y 
			necesarias para hacer más grato este verano.