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Sistema de Ayuda a la Navegación en Cuba
Luces del mar
Lianet Arias
Sosa
Hace más de 2 200 años que el Faro de
Alejandría deslumbra al mundo. Su luz de entonces —una hoguera en
las alturas—, señaló a los antiguos el rumbo a seguir y terminó
convertida en más de una leyenda contada por los hombres.
Con
el auxilio de las señales, el navegante puede sortear los más
disímiles peligros, tanto de día como de noche, y recalar finalmente
en puerto seguro.
A siglos de su desaparición y ahora con novedosas tecnologías,
otras torres vigilan los mares. Sin embargo, no son las únicas: todo
un sistema nacional de Ayuda a la Navegación garantiza a los barcos
una ruta confiable.
Boyas, balizas, enfilaciones y faros —con vigilancia y
automáticos— conforman el sistema. Cada elemento está destinado a
viabilizar la navegación de buques nacionales o extranjeros con
encomiendas que van desde el transporte de mercancías hasta las
actividades turísticas, la pesca, las investigaciones marinas, las
obras marítimas y la defensa del país.
"Constituyen medios de los cuales se valen los prácticos, por
ejemplo, con el fin de guiar a las embarcaciones en operaciones
seguras. Para un país en desarrollo como el nuestro, y rodeado de
mar, es sumamente importante", indica Luis Belis Santa Cruz,
director nacional de Ayuda a la Navegación del Grupo Empresarial
GEOCUBA, que tiene a su cargo la atención, funcionamiento y
mantenimiento de unas 1 024 señales en todo el archipiélago.
Ernesto
Pacheco Valdés, torrero en Punta Maya.
Con el auxilio de estos elementos, el navegante puede sortear los
más disímiles peligros, tanto de día como de noche, y recalar
finalmente en puerto seguro. Evitan así la pérdida de tiempo o los
accidentes que conllevarían a afectaciones económicas, la muerte de
seres humanos o la contaminación del medio marino.
"Hoy casi todas las embarcaciones tienen equipamiento técnico
(radares, GPS, sistemas de navegación electrónicos). El sistema
resulta un complemento, porque los equipos pueden fallar; de ahí que
se requiera mantener una elevada disponibilidad, de que funcionen de
manera permanente", señala Héctor Colina, director de GEOCUBA en
Matanzas, empresa que recibiera el Premio Provincial de la Calidad
2008.
Al Sistema de Ayuda a la Navegación, por eso, se le presta
notable atención. El Estado cubano, signatario del Convenio
Internacional para la Protección de la Vida Humana en el Mar
(SOLAS), pone énfasis en garantizar las condiciones de seguridad
necesarias, y aporta los elementos materiales imprescindibles.
n RUTA
SEGURA EN PUERTO CUBANO
Desde 1968, Cuba integra la Asociación Internacional de
Señalización Marítima. De esta manera, ha podido mantenerse
actualizada sobre los últimos avances en esa área.
"La actividad de ayuda a la navegación —destaca Belis— transita
por un buen momento. Está prestando un servicio eficiente. Todos
nuestros puertos se encuentran habilitados para la navegación, tanto
nacional como internacional". Sin embargo, continúan
perfeccionándose.
"El medio marino es muy agresivo" —dice Belis—, así que,
constantemente, las señales y las embarcaciones especializadas
requieren de mantenimiento". En medio de la crisis económica, se
priorizan las alternativas que disminuyan costos, esencialmente la
sustitución de importaciones.
De las llamadas señales luminosas, el 98,3% emplea la energía
fotovoltaica, el 0,8, la red eléctrica nacional, y el resto, grupos
electrógenos para los cuales existe un plan de panelización.
Estamos evaluando toda la sustitución de la parte lumínica
—indica Belis—. Los bombillos utilizados eran incandescentes: hoy
tratamos de de-sarrollar linternas con mayor eficiencia. Las boyas y
las balizas son de producción nacional, pero queremos hacerlas mucho
más resistentes. Otros renglones, como las baterías, todavía no
pueden ser sustituidos.
Por su ubicación, las señales son medios muy vulnerables a los
fenómenos meteorológicos. En la intensa temporada anterior, el
impacto de los huracanes afectó 303 de ellas, casi un 30%. No
obstante, el urgente trabajo de las entidades relacionadas con la
actividad marítimo-portuaria, así como los recursos materiales y
financieros que destinó el Estado, condujeron a que el acceso a
varios puertos importantes del país quedara interrumpido solamente
durante 48 horas.
n FARO
PUNTA MAYA
A los hombres que por todo el litoral mantienen alerta la luz de
los faros, les llaman "torreros". Ernesto Pacheco Valdés es uno de
ellos. Su torre, a unos 34 metros de altura, es la guía para los
navegantes si buscan llegar a la bahía de Matanzas. De su familia le
llega el amor por este oficio. Su padre también vivió en los faros y
hasta tuvo una abuela fantástica que logró ser torrera y marinera a
la vez.
En Punta Maya, un lugar como alejado del mundo, Ernesto vive con
su esposa y sus dos hijas. El mar, "ese bichito que se le mete a uno
adentro", es otra de las razones por las que decidió continuar la
tradición de su familia.
El faro es automático, dice. "No lleva mucho trabajo manual; pero
casi todos, como el de Gobernadora, el de El Morro¼
son mecánicos, trabajan por cuerda". Sin embargo, cada mañana tiene
que subir al faro, revisar la técnica, comprobar que todo está bien:
la batería, la carga, los paneles, la óptica¼
"Después miro el campo de antena para garantizar las comunicaciones,
y mantenemos contacto con la empresa cada seis horas; también con
guardafronteras para evitar el tráfico humano o de drogas", afirma.
En tiempos de ciclones cada vez más fuertes, vivir tan cerca del
mar es un riesgo. "Siempre se queda alguien en el faro hasta el
último momento. En los más recientes nos han tenido que evacuar. Ya
cuando es un ciclón categoría 4 o 5 sí se desconecta la técnica para
preservarla, porque con una tormenta así nadie navega".
Dicen que la primera señal oficial y permanente fue instalada en
la Isla de Cuba por el año 1764. Lejos de la antigua Alejandría,
otros faros históricos como El Morro y Cabo Lucrecia iluminan
todavía las aguas nacionales. Dentro y fuera de nuestras fronteras
marítimas, el Sistema de Ayuda a la Navegación continúa teniendo una
sola prioridad: ordenar felizmente los destinos en el océano. |