Una hazaña de comunistas

Raquel Marrero Yanes

Hace 84 años, los días 16 y 17 de agosto de 1925, tuvo lugar uno de los más importantes acontecimientos en la historia política de nuestro país: la fundación del Primer Partido Comunista de Cuba.

Culminaba un largo proceso cuyos antecedentes se remontan a fines del siglo XIX. Ya en 1899 fue fundado el Partido Socialista de Cuba, basado en ideas marxistas; luego se convirtió en Obrero Socialista y, por último, nuevamente se llamó Partido Socialista.

Las condiciones para la fundación de esa organización marxista en Cuba eran muy difíciles. El "asno con garras", Gerardo Machado, se encontraba en el poder; la nación era semicolonia yanki; el movimiento sindical no tenía orientación clara y los partidos políticos estaban corrompidos.

El 18 de marzo de 1923 se crea la Agrupación Comunista de La Habana, la que contribuyó a la posterior formación de agrupaciones similares y grupos comunistas en diversas regiones del país.

Desde la clandestinidad, un puñado de revolucionarios convocó al primer congreso de esos grupos de comunistas para fundar el Partido. El encuentro tuvo lugar en una casa del Vedado —en aquella época con el número 81 de la calle Calzada, hoy sala teatro Hubert de Blanck—, donde estuvo representado lo mejor del movimiento obrero y revolucionario cubano. Allí aprobaron los estatutos de la organización, eligieron el Comité Central y trazaron un programa de lucha, con la clara concepción marxista-leninista de formar una conciencia revolucionaria en el pueblo.

La noticia fue recibida con aparente tranquilidad por parte de la administración estadounidense y el gobierno machadista, aunque con la consecuente represión contra sus miembros.

La fundación del Partido Comunista de Cuba constituyó una hazaña de comunistas como Julio Antonio Mella y Carlos Baliño. Junto a otros fundadores inspiraron a quienes, desde 1925 y hasta el triunfo de la Revolución, mantuvieron en alto sus ideales, como lo hizo luego Rubén Martínez Villena y el maestro de revolucionarios Blas Roca Calderío, al entregar a Fidel las banderas del Partido Comunista.

 

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