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Inseguridad afectaría elecciones afganas

KABUL, 17 de agosto (PL).— La reinante inseguridad amenaza hoy con una fuerte abstención de votantes en las elecciones presidenciales de Afganistán el jueves próximo, pese al despliegue de más de 100 mil ocupantes de Estados Unidos y la OTAN.

Unos 17 millones de afganos están llamados a las urnas para elegir al presidente y a los 420 consejeros de las 34 provincias, mientras flota en el ambiente las advertencias y amenazas de interrupción del proceso por parte de la dirigencia de los insurgentes, quienes controlan una sustancial porción del territorio nacional.

La mayoría de Afganistán del sur al norte y del este al oeste está bajo control e influencia de los muyaidines (guerreros de la libertad) y salvo unas pocas ciudades y centros provinciales intentaran celebrar esos comicios, afirman los rebeldes afganos en un portal electrónico Web.

En su llamamiento, los segmentos que integran la resistencia afgana instan otra vez a la población al boicot de los sufragios, aseguran que adoptaron medidas para impedir su celebración y advierten de que los posibles daños causados por sus acciones serán responsabilidad de quienes participen en el proceso.

Ante esta amenaza, sectores administrativos de Kabul confirmaron a medios informativos que prevén una campaña insurgente de intimidación masiva y admiten que las fuerzas del orden público integradas además por 200 mil policías y soldados afganos no podrán garantizar la seguridad del proceso.

Un ejemplo típico de esa inseguridad está dada por el hecho de que los antigubernamentales perpetraron el sábado pasado un atentado dinamitero en pleno corazón de Kabul contra el cuartel general de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), que causó la muerte de siete personas y 91 lesionadas.

El favorito en los sondeos es el actual presidente, Hamid Karzai, traído a Kabul por las tropas de Estados Unidos y la OTAN en diciembre del 2001, apoco más de un mes de la invasión contra esta nación islámica centroasiática.

Según esas encuestas estadounidenses, Karzai es favorito,con 45 por ciento, pero necesitaría la mitad más uno de los votos para ganar en primera vuelta, mientras su más cercano rival, el ex canciller Abdullah Abdullah, tiene 26 por ciento.

Abdullah cerró su dinámica campaña en un colmado estadio de Kabul poco después de que Karzai permitiera el regreso al país desde su exilio en Turquia del conocido general Abdul Rashid Dostum, acusado de crímenes de guerra, para que le consiga el voto de la minoría tayika.

El diario The New York Times publicó el 11 de julio último que hace ocho años, a pocos días de la invasión de Kabul, al menos mil 500 prisioneros talibanes fueron masacrados por los hombres de Dostum, un señor de la guerra pagado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, según denuncias.

Esa violación de los derechos humanos perpetrada en el 2001 en la norteña ciudad de Mazar-e-Sharif, feudo de Dostum, es investigada ahora por órdenes del presidente estadounidense, Barack Obama.

Sin embargo, la táctica de Karzai de tratar de obtener el respaldo de líderes tribales y jefes de regiones nacionales despierta la alarma entre los donantes occidentales, temerosos del retorno al poder de los señores de la guerra cuyos enfrentamientos destrozaron al país en la década de 1990.

 
 

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