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El gobierno boliviano condenó hoy la decisión de la Corte Suprema de
Justicia (CSJ), que resolvió enviar a la Corte de Distrito de Santa
Cruz el caso de la banda terrorista desarticulada en abril último en
ese departamento.
No es correcto, ni permisible que un proceso tramitado
legítimamente en esta ciudad, sede del gobierno, sea remitido a una
instancia departamental, dijo a la prensa el ministro de Defensa
Legal del Estado, Héctor Arce.
Subrayó que los hechos investigados estaban dirigidos a escindir
el país mediante la creación de un clima de terror y derramamiento
de sangre, por tanto, debían ser analizados en su totalidad en La
Paz, como se procedió desde el principio.
El pasado viernes, tres ministros y cuatro conjueces de la CSJ
decidieron que el conflicto de competencias planteado sea resuelto
por vocales de la instancia departamental de Santa Cruz.
Para Arce la actitud de algunos miembros del máximo órgano
judicial está al margen de la ley, con el claro propósito de
proteger intereses mezquinos, sectarios y oscuros, lo cual el
gobierno no permitirá, dijo.
Todos sabemos que nuestra justicia está plagada de vicios, pero
si hay un departamento donde está demostrada su inoperancia e
imparcialidad ese es Santa Cruz, manifestó el ministro.
Recordó que en esa región han ocurrido una serie de casos
delictivos con evidencias físicas y personas detenidas y, sin
embargo, ha prevalecido la impunidad y la injusticia.
La sociedad boliviana y el Estado no pueden confiarle a una
justicia que ha actuado de esa manera uno de los casos más
importantes que atentó contra la vida democrática e institucional
del país, manifestó Arce. De acuerdo con las investigaciones sobre
la red terrorista, los implicados en ese hecho en su mayoría son
políticos y empresarios de Santa Cruz.
El grupo armado, liderado por el croata-boliviano Eduardo Rozsa
Flores -muerto en el operativo junto a otros dos cómplices-
pretendía, desde esa oriental región, desestabilizar y dividir a la
nación andina.