. — La mayoría de los
iraquíes que emigraron a Estados Unidos con la intención de mejorar
sus vidas están descubriendo la crudeza de un sistema que los deja
desamparados, indica hoy el diario The New York Times.
Un informe del comité de Rescate Internacional citado por el
rotativo señala que los inmigrantes de la nación persa enfrentan
mayores problemas de adaptabilidad que los provenientes de otras
regiones del mundo.
Los iraquíes radicados en ciudades como Nueva York son incapaces
de encontrar trabajo, agotaron los beneficios que recibieron del
gobierno en algún momento, y se mueven en una espiral hacia la
pobreza y el desamparo, refiere.
Según abogados de inmigración entrevistados por el diario, muchos
de los que clasificaron como refugiados cuentan con una buena
educación, pero sobrevaloraron sus opciones de vida en Estados
Unidos y ya comenzaron a percibir sus errores de cálculo.
La mayoría sufre de heridas físicas o psicológicas producto de la
guerra, desconoce el inglés, o no pudo validar sus títulos en el
mercado laboral norteamericano, por lo que se les hace difícil
encontrar trabajo.
Mi vida es miserable, comentó Dunya al-Juboori, ex propietaria de
un salón de peluquería en Bagdad que se estableció en Nueva Jersey a
partir del 2007 y ahora trabaja por un salario mínimo por las
mañanas y recibe adiestramiento el resto del día.
De acuerdo con el periódico, más de 30 mil iraquíes solicitaron
refugio o llegaron a Estados Unidos con visas especiales por
trabajar para el Pentágono, y unos mil 500 obtuvieron asilo después
de la invasión a su país en el 2003.
La mayoría arribó en los dos últimos años, y aunque se dispersan
por varios núcleos urbanos norteamericanos, las concentraciones más
grandes están en las ciudades de San Diego, Phoenix, Houston y
Dearborn.