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— El presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, parte hoy de
Brasil, donde recibió el apoyo del gobierno local y aseveró que no
desistirá de volver a su país para cumplir el mandato que el pueblo
le otorgó.
Zelaya, quien llegó a Brasilia la noche del lunes, se reunió el
martes último con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y estuvo
en el Congreso Nacional, donde recibió el respaldo de legisladores,
quienes condenaron el golpe de Estado que lo sacó, no sólo del
poder, sino hasta del país el 28 de junio pasado.
En declaraciones a la prensa, tras el encuentro de unas dos horas
entre Lula y Zelaya, el canciller brasileño, Celso Amorim (también
participó del diálogo), reveló la preocupación por la demora en el
retorno al poder en Honduras del presidente electo por el pueblo.
"Es necesario no sólo que Zelaya vuelva, sino que vuelva rápido,
y para eso es preciso que los golpistas entiendan que ellos no
tienen futuro, y el que puede decir eso con todas sus letras es
Estados Unidos, que tiene mayor influencia directa", aseguró Amorim.
Para ello, refirió que el mandatario brasileño se comprometió a
hablar con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a fin de
pedirle que presione económicamente al gobierno de facto para que se
retire y permita el regreso de Zelaya lo más pronto posible y de
manera incondicional.
Existen dos actores que pueden acabar con el gobierno golpista:
la Organización de Estados Americanos (OEA) y Estados Unidos, ya que
la primera tiene el poder del derecho y el segundo el poder
efectivo, subrayó el canciller brasileño.
Aclaró que no se trata de solicitar una intervención de
Washington en Honduras, pero si de profundizar las medidas de
presión para acabar con la inestabilidad política en el país
centroamericano.
Del encuentro con Lula, Zelaya se trasladó al Congreso Nacional,
donde pidió a los legisladores apoyo contra el golpe de Estado en su
país, al que comparó con una guerra y se viola la Constitución, la
República y el pueblo.
Al hablar en el plenario del Senado Federal, Zelaya criticó lo
que sucede en su país y aseveró que Honduras está siendo violada por
un golpe militar, junto con grupos económicos y políticos, así como
se vulneran los derechos humanos de los hondureños y hay censura de
prensa.
En declaraciones a la prensa al salir del Congreso Nacional,
Zelaya aseveró que "Honduras está sometida a una dictadura. Estados
Unidos tiene que tomar medidas más firmes para revertir ese proceso
de golpe de Estado", porque el 70 por ciento de la economía del país
depende de la potencia norteña. Tras agradecer el apoyo de Brasil
desde el mismo momento del golpe militar, apuntó que trató con Lula
y Amorim las estrategias multilaterales, que envuelven a las
Naciones Unidas y a la OEA, para evitar que en América Latina se
repitan acciones similares.
Asimismo, señaló la coincidencia de que se adopte como norma
desconocer cualquier elección que surja de un Estado ilegal, no sólo
para el caso de Honduras, sino para cualquier otro que pueda
aparecer en el futuro.
El jefe de Estado hondureño sostuvo que no desistirá de retornar
a su país, pues "nadie puede separarme de mi familia, nadie puede
quitarme el mandato que el pueblo me dió voluntariamente en las
urnas, hacer eso es una ruptura del pacto social".
Subrayó que seguiré luchando indefinidamente, no hay tiempo
determinado, pero si convicción de que solamente mi retorno a
Honduras garantizará la paz.
Zelaya, quien sentenció que volverá más temprano que tarde al
poder, se reunirá este jueves en Chile con la presidenta Michelle
Bachelet.