¿Sabía usted que formar un sindicato y negociar un contrato
colectivo son los derechos más vulnerados en Estados Unidos?
Lo descubrió un estudio al analizar el comportamiento patronal en
elecciones de representación sindical. La investigación detectó que
es una práctica común que los trabajadores sean sujetos por los
patrones a amenazas, interrogatorios, hostigamiento, vigilancia y
represalias por sus actividades pro sindicales.
El problema es que el proceso electoral supervisado por el Comité
Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés) ha
degenerado y se ha vuelto hostil, con feroces campañas de la
patronal para prevenir la sindicalización.
En todo el 2007, menos de 60 000 trabajadores lograron una
posición sindical mediante elecciones sancionadas por el gobierno.
La profesora de la Universidad de Cornell, Kate Bronfenbrenner,
autora de No Holds Barred: The Intensification of Employer
Opposition to Organizing (La intensificación de la resistencia
empresarial a la organización de los trabajadores); registró que en
el 63% de los casos los patrones interrogan a sus trabajadores en
sesiones privadas sobre sus actividades sindicales, 54% los amenaza
en estas reuniones, 57% advierte sobre el cierre de la fuente de
trabajo si se vota por un sindicato, 47% amenaza con reducir sueldos
y prestaciones, y 34% despide a trabajadores pro sindicales.
Señala Bronfenbrenner que esas tácticas ilegales de la patronal
se han empleado para rebajar la representación sindical en las
empresas norteamericanas del nivel de un 22% que tenía hace 30 años
al actual de un 12.4%.
Ahora, tras más de medio siglo de políticas hostiles hacia las
organizaciones laborales, el presidente Barack Obama dio muestras de
querer revertir la tendencia, afirmando que para "motorizar la
economía" es necesario "fortalecer a los sindicatos".
Obama no solo reivindicó el rol histórico de los gremios
sindicales como representantes de los intereses de los trabajadores,
también se comprometió públicamente a apoyar la principal demanda de
los sindicatos: La Ley de Libertad de Elección del trabajador (EFCA,
por sus siglas en inglés), que reformaría el proceso por el cual los
trabajadores de una empresa acceden a la representación gremial.
Hasta ahora el sistema funciona así: si un sindicato quiere
organizar una empresa, debe obtener apoyo por escrito de al menos el
30% de la fuerza laboral. Una vez conseguidas las firmas, debe
presentarlas a la Junta Nacional de Relaciones Laborales, que a su
vez debe convocar y supervisar una elección, secreta pero dentro de
la empresa, a la vista de los patrones, en un plazo de 42 días,
prorrogable a pedido de la empresa, en la que los trabajadores votan
por sí o por no la sindicalización, para la cual hace falta la
mitad, más uno de los votos.
La EFCA reflejará mejor los deseos de los trabajadores que la
actual "guerra en torno a la representación".
La EFCA daría a los trabajadores la oportunidad de usar un
mecanismo de firmas mayoritarias, donde bastaría con presentar el
50% de las firmas para obtener la sindicalización, sin tener que ir
a elecciones. De esta manera los organizadores sindicales podrían
organizar la fuerza laboral sin que la empresa se enterara,
eliminando de hecho el periodo de apriete patronal.
En segundo lugar, la EFCA triplicaría el castigo para los
empresarios que despiden a sindicalistas o violan otras leyes
laborales; y en tercer lugar, crearía un proceso capaz de garantizar
que se dé a los empleados recién sindicalizados una oportunidad
justa para obtener un primer contrato, pudiendo acudir a un
arbitraje tras 120 días de negociaciones infructuosas.
La patronal no tardó en reaccionar.
La Asociación Nacional Industrial envió una carta abierta al
presidente en la que le advertía que no sería conveniente introducir
un tema tan "divisivo" como el debate por el EFCA. "Este no es el
tipo de tema sobre el cual se construye una relación", señaló la
asociación.
Jay Timmons, vicepresidente ejecutivo nacional de la Asociación
Nacional de Manufactureros, le escribió a cada miembro del Senado
tildando a EFCA como "una de las amenazas más directas en contra del
crecimiento económico, retención y creación de empleo".
Los bancos que dependen de fondos públicos (y la gran mayoría de
los fondos vienen de contribuyentes de clase trabajadora), están
comprometidos a conseguir que el EFCA pierda. Citigroup, corporación
financiera que recibió más de 50 000 millones de fondos públicos,
auspició una conferencia telefónica el 11 de marzo para planear
estrategias de corporaciones en cómo evitar que promulguen la EFCA.
Gran desafío de Obama. Durante su campaña habló mucho sobre la
Libre Elección del Trabajador, pero paulatinamente fue pasando a un
segundo plano.
Gran desafío de los sindicatos. En las últimas décadas, el grueso
del poder negociador ha estado del lado de la patronal, y la actual
recesión seguirá debilitando la capacidad de los trabajadores para
negociar individualmente. Más que nunca, los trabajadores necesitan
actuar colectivamente.
Pero, hasta ahora al menos, no han movido protesta contra la
violación del derecho laboral ni marchas para exigir la aprobación
de la EFCA. Acaso amedrentados por la masiva actividad desplegada en
Washington por los lobbies gran empresariales, lo que hacen es
evitar cualquier tipo de política que pase por salir a la calle.
(Tomado de La Opinión de Los ángeles)