Desde el retiro del legendario toletero Orestes Kindelán en el
2001, la posición de inicialista titular en el equipo Cuba ha estado
abierta a la polémica por la inconsistencia de los aspirantes, sin
embargo el nacimiento de una nueva estrella parece inminente.
A sus 21 años, el cienfueguero José Dariel Abreu culminó una
temporada fantástica y dejó claras sus pretensiones de inscribir su
nombre en los anales de la historia del béisbol cubano.
El rendimiento del jugador durante la primera parte de la XLVIII
Serie despertó tan gratamente el interés de los técnicos de la
Comisión Nacional que, a pesar de su inexperiencia, fue incluido en
el róster provisional para el II Clásico Mundial.
Finalmente, el número 23 de la selección de la Perla del Sur no
integró el equipo al Clásico, sin embargo incrementó su performance
tras la reanudación de la campaña regular, colmando de esa manera
las expectativas de los especialistas.
Sus guarismos al concluir los 90 partidos resultaron
impresionantes para un jugador que despliega su talento en una
novena, a priori, de las peores del país.
Abreu remolcó 69 carreras para su débil equipo y finalizó octavo
en cuadrangulares (19) y slugging (.630).
Compiló, además, un notable porcentaje ofensivo de 346, disparó
23 dobles, pisó en 60 ocasiones el plato y remolcó 19 veces el
empate o la ventaja.
Cuando encontró corredores en circulación, o sea, cuando la
presión elevó sus niveles de adrenalina, Abreu potenció sobremanera
sus parámetros ofensivos.
En esos momentos, la estrella de los Elefantes de Cienfuegos
bateó para un desaforado 395 de average, remolcó al 32 por ciento de
los compañeros que halló en bases (más del 25 se califica de
excelente) y logró 12, de sus 19 jonrones.
Este rendimiento activó las alarmas de la dirección técnica del
béisbol cubano, la cual inscribió al novel beisbolista en la
selección nacional para el Torneo Mundial Interpuertos de Rotterdam,
Holanda, como sustituto del experimentado inicialista villaclareño
Ariel Borrero.
Hoy día, José Dariel Abreu se entrena con la preselección cubana
que se prepara con vistas a la venidera Copa Mundial Europa 2009,
programada desde el nueve de septiembre, en varias ciudades del
Viejo Continente.
Dueño de un físico impresionante (191 centímetros de estatura y
110 kilogramos de peso), la ofensiva de largo metraje se antoja su
principal arma, y así lo está demostrando en la preparación
mundialista (promedia 1000 de slugging).
Sin embargo, deberá incrementar sus prestaciones defensivas en
primera base y optimizar su tacto en el cajón de bateo, para hacer
realidad su más anhelada ilusión: conquistar un puesto en el equipo
Grande.
Sin duda, estamos en presencia de un jugador brillante, con un
futuro promisorio y que, desde ya, es considerado por muchos
especialistas como la nueva perla del béisbol cubano.