No se trata del incremento, en cantidad y calidad de las ofertas
de la gastronomía popular con precios al alcance de todos. Ni del
esfuerzo de organismos, organizaciones y entidades para garantizar
otras motivaciones y no solo playa.
A la par de la existencia de juegos mecánicos infantiles,
reviven, gracias al impulso y estimulo de la Comisión Provincial de
Recreación, juegos y pasatiempos tradicionales. Y junto al
refrescante chapuzón— donde exista esa posibilidad — improvisan
planes de la calle, actúan grupos de teatro y la brigada José Martí
ocupa un rol prominente.
Hay muestras de literatura, competencias deportivas, simultáneas
de ajedrez, dominó, damas, salas de computación, música grabada o en
vivo a cargo de grupos del territorio, creadores locales exhiben,
comercializan e intercambian sobre su obra, se montan miniferias
agropecuarias y en tiendas y puntos andantes venden artículos de uso
personal y para el hogar.
La historia no es igual en todas partes porque los matices de la
programación dependen de las características de la comunidad. Está
lejos de la perfección máxime si deben atender y buscarle contenido
cada día a miles de personas. Pero ninguna quedó olvidada.
Esta familia aplaude el esfuerzo para que los 32 asentamientos de
La Habana, incluidos los más apartados, tengan en mayor o menor
grado, un verano popular y diferente. Pedro Ortega, dirigente de la
UJC y de la Comisión Provincial, lo corrobora: julio dejó un saldo
favorable. Los programas suspendidos o aplazados, que fueron
mínimos, obedecieron a razones ajenas a la voluntad de los
organizadores.
Emilio, el jefe del núcleo Betancourt-Álvarez, integrado por tres
mayores y los niños Maritza y Abel, afirma que sus ingresos son
modestos pero los precios del almuerzo y las meriendas "nos hacen
completar un sábado y domingo de altura".
La zona de Baracoa, en el municipio de Bauta, muchas veces
maltratada por los huracanes, es reflejo de lo señalado. Cierto que
sus condiciones mejoran —también las obligaciones—al tener una
franja de playa no con la calidad de otras, pero que también
refresca. Por eso se reúnen allí miles de vecinos de todos los
municipios del oeste, mientras los capitalinos aprovechan la
puntualidad de la ruta 420, al igual que los alumnos de la vecina
Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Como el tramo es corto y
hay garantía de ida y regreso, varios de los entrevistados califican
el lugar de acogedor y muy tranquilo. El respaldo de la gastronomía
estatal es amplio y para todos los gustos y bolsillos.
José Antonio Suárez, director de la Empresa de Comercio y
Gastronomía de Bauta, afirmó que el ejemplo de los modestos avances
de los servicios en los meses de verano se reflejan en esta
comparación: en la playa de Baracoa, en julio del 2008 vendieron 76
000 pesos y en el recién terminado sobrepasaron los 289 000. Es
marcada la mayor cantidad de personas atendidas, el aumento de las
ofertas, la variedad y calidad y los precios populares.
Maira Barroso Barreras, presidenta de la Asamblea Municipal del
Poder Popular, explicó que al terminar agosto, la afluencia continúa
hasta la llegada del invierno, reto que deben vencer desde ahora.