A pocos días de cumplirse 90 años de su nacimiento, Benny Moré,
icono por excelencia de la música popular cubana, da la hora hoy en
la ciudad capital de la provincia de Cienfuegos; y lo hace más allá
de la metáfora.
Es que boleros, guarachas y sones del bien apodado Bárbaro del
Ritmo, además de continuar pegando en el gusto musical de varias
generaciones de cubanos, aquí anuncian las horas exactas a todo lo
largo del día.
Cada 60 minutos una pieza del cantante nacido el 23 de agosto de
1919 invita a comprobar los relojes en la calle peatonal de San
Fernando, la más céntrica de esta ciudad, 250 kilómetros al sudeste
de La Habana, y la preferida del artista según su testamento sonoro.
Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí, cantó Moré,
fallecido el 19 de febrero de 1963, al hacer constar en el
pentagrama su predilección entre las ciudades y pueblos de la mayor
de las Antillas.
El artista, descendiente de esclavos africanos, nació en una cuna
muy humilde en la villa de Santa Isabel de las Lajas, cabecera
municipal localizada 40 kilómetros al noreste de Cienfuegos.
Conocida como El Boulevard, la antigua calle de San Fernando
constituye un corredor turístico que enlaza el Paseo del Prado, el
más largo de la isla con 1,6 kilómetros de extensión, y el parque
Martí, centro de la vida política, cultural y religiosa de esta
capital provincial.
Forastero o vecino que transite a través de la calle comercial
por antonomasia de la única ciudad cubana fundada por colonos
franceses (1819), deleita el oído o mueve los pies con las
genialidades del cantor.
Cuando a Cienfuegos llegué esa ciudad quise verla ya que le
llaman La Perla ahora les diré porqué, brota la voz melodiosa y el
ritmo pegajoso por el sistema de altavoces situado a lo largo de los
400 metros de la avenida peatonal.
Muy cerca del entronque de la calle con el Paseo del Prado se
erige otro homenaje de la ciudad al juglar que la privilegió entre
sus congéneres de la Isla: una estatua de bronce al tamaño natural,
obra del laureado escultor cubano José Villa.
Se trata del mismo artista que hace unos años sentara a John
Lennon en un parque de la capital cubana y pusiera a caminar al
Caballero de París (personaje popular por excelencia) a lo largo de
la calle de los Oficios, en La Habana Vieja.
Su sempiterno sombrero alón y el bastón que solía hacer las veces
de batuta, cuando se ponía al frente de su Banda Gigante,
identifican a la legua al también llamado Sonero Mayor.
Al recuerdo moldeado en bronce por las manos de Villa, Cienfuegos
suma también una antología musical de la puntualidad para que Benny
Moré continúe explicando al mundo porque llaman Perla del Sur a la
ciudad de cuna francesa.
Una cienfueguera me dijo Moré en una tarde de mayo allá por
Pasacaballos y en Cienfuegos me quedé ya tú lo ves.