Cada
paso y desplazamiento escénico, incluso, el más sencillo, ha sido
premeditado y ensayado hasta el agotamiento. Tal es la premisa
artística de Tony Menéndez, quien al frente de su compañía, y
coincidiendo con el cierre del año académico de su proyecto
pedagógico de iniciación artística, dedicó en el teatro Astral un
espectáculo a los jóvenes en el Aniversario 50 de la Revolución.
Desde el principio hubo momentos hermosos, hasta que ya casi al
final, Tony, desde el lunetario y ataviado festivamente, se
incorporó al espectáculo. Entre esos instantes destacables figuró un
homenaje a Celina González.
Quedó exaltada la trayectoria artística del coreógrafo, pero a
fin de cuentas triunfaron el espíritu colectivo, la entrega de los
alumnos y el ambiente festivo traducido en imágenes danzarias y
musicales de mucho rigor. El caso de Tony Menéndez es el de un
creador de espectáculos que no teme a la expresión exultante de un
arte que atrae al público por su vistosidad y dinámica escénica.