Havana D’ Primera y Eddie Palmieri

Tradición e innovación en la escena francesa

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

La agenda de los festivales estivales europeos hizo coincidir el último fin de semana en la ciudad francesa de Montpellier a la orquesta cubana Havana D’ Primera y a la agrupación liderada por el pianista y compositor norteamericano de origen puertorriqueño Eddie Palmieri.

Alexander Abreu al frente de Havana D’ Primera.

De tal modo la velada organizada por el festival Fiest’A Sète en la capital de la región sureña de Languedoc-Rosellón, se convirtió en un acontecimiento marcado por una intensa relación de continuidad entre la tradición salsera y la innovación aportada por la orquesta procedente de la Isla.

Según observadores consultados por Granma, al público se le hizo evidente cómo los caminos de la llamada salsa están siendo dinamitados por un sonido poderoso que a la vez se desmarca del legado de la timba, estilo evolucionado del son que tuvo su momento de hegemonía en la música popular bailable cubana durante la década anterior.

Havana D’ Primera, bajo la dirección del trompetista, compositor y vocalista Alexander Abreu, desarrolló un repertorio de inusitada amplitud, apetecido por los bailadores pero también por aquellos que admiran las ejecuciones instrumentales virtuosas.

La banda reúne a varias de las jóvenes figuras más talentosas del país caribeño, poseedoras de una sólida formación académica y, a la vez, curtidas en orquestas de baile y sesiones de jazz, como son los casos del trombonista Amaury Pérez Rodríguez, el tecladista Harold Díaz Escobar, el pianista Rolando Luna, el guitarrista y tresero Rogelio Nápoles y el baterista Rodney Illarza, a quienes se une la experiencia del ex Irakere Carlos Álvarez.

Para estos músicos compartir con la leyenda Palmieri fue un gustazo. No hay que olvidar que el giro musical que representan estuvo antecedido por la obra de este nuyorrican, abanderado del estilo charanguero en una Nueva York ávida de mantener vivo el espíritu cubano cuando la política hostil de los gobiernos norteamericanos cortó de cuajo el prolongado y fructífero intercambio entre las culturas sonoras de ambas naciones.

 

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