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Un creciente movimiento de solidaridad con los
luchadores antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos
reclama su liberación y denuncia aquí maniobras judiciales enfiladas
a torpedear su causa.
En carta dirigida al presidente norteamericano, Barack Obama, la
secretaria general del Partido Comunista de Australia, Hannah
Middleton, expresó la decepción de numerosos sectores nacionales por
la intervención de Washington en recientes procedimientos del
Tribunal Supremo a fin de que se denegara la revisión del caso.
Middleton señaló en su misiva que es conocido que
Los Cinco, como se les conoce a nivel mundial, están
confinados en distintas penitenciarías desde 1998 por haber
infiltrado grupos terroristas de origen cubano asentados en Miami.
El pueblo australiano ha mostrado gran simpatía por Los Cinco a
través de los años y comprende perfectamente la necesidad de los
cubanos de defenderse mediante previas alertas sobre los ataques de
esos círculos, afirmó.
Resulta desconcertante, apuntó, que conocidos terroristas como
Luis Posada Carriles se paseen por las calles de Estados Unidos,
mientras cubanos plenamente decentes y patriotas siguen
encarcelados.
La dirigente comunista australiana denuncia además el anuncio de
nuevos procesos para cambiar las condenas de tres de esos
luchadores, y mantener intacta la de los restantes como una maniobra
dirigida a resquebrajar su causa.
René González,
Antonio Guerrero,
Ramón Labañino,
Fernando González y
Gerardo Hernández, tienen condenas que sobrepasan de
conjunto cuatro cadenas perpetuas.
En su carta Middleton dijo reconocer que se trata de un problema
heredado de anteriores administraciones de la Casa Blanca y afirmó
que los australianos esperan por una acción del presidente Obama que
quite esa mancha del récord de los derechos humanos de Estados
Unidos.
La solidaridad con Los Cinco en esta isla continente se ha hecho
sentir en distintas actividades durante los últimos días, entre
ellas un Foro Social Latinoamericano de apoyo a esos luchadores
cubanos y una protesta para exigir su libertad ante el consulado
estadounidense en Sydney.